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Reagan culpa a su testarudez y a la de su equipo de los errores del 'Irangate'

REUTER / NYTEl presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, en un mensaje televisado a toda la nación el miércoles por la noche (madrugada de ayer en España), asumió la responsabilidad del escándalo Irangate y culpó del mismo a su testarudez y a la de su equipo de asesores. Asimismo, intentó desviar la atención de lo que ha constituido la crisis más grave de su mandato, con esperanzas de que se alcancen objetivos históricos en sus últimos 17 meses en la Casa Blanca.

Un Reagan aparentemente contrito reconoció que sus asesores no deberían haberle tenido al margen del plan para desviar hacia la contra nicaragüense fondos procedentes de la venta de armas a Irán."Ningún presidente debería ser protegido nunca de la verdad", aseguró. "Ninguna operación es tan secreta como para que se oculte al comandante en jefe. Yo tenía el derecho, la obligación, de tomar mi propia decisión". El presidente, que ayer mismo inició sus vacaciones, admitió únicamente que estaba al corriente de las ayudas privadas y de terceros países a la contra, pero no de las organizadas por sus propios asesores.

Refiriéndose a la comparecencia ante la comisión investigadora del Congreso de su exconsejero de Seguridad Nacional, aseguró: "La responsabilidad no termina en Poindexter..., termina en mí. Yo soy el único responsable en última instancia ante el pueblo norteamericano".

"Yo estaba obstinado en la consecución de una política que perdió el rumbo", admitió el presidente, quien también reconoció que la operación armas por rehenes fue un error. "Pero la imagen de norteamericanos encadenados... lastró mis pensamientos. El hecho es que no hay nada que pueda decir para arreglar la situación".

"Alguien preguntaba el otro día", dijo Reagan, "si me sentía ultrajado. Bueno.... a veces he estado rabioso como una avispa. Cualquiera lo habría estado... Miren simplemente el perjuicio que se ha hecho y el tiempo que se ha perdido".

"Probablemente la principal lección que se puede extraer de las audiencias [del comité de investigación del Congreso sobre el escándalo] es que las ramas legislativa y ejecutiva del Gobierno necesitan recuperar la confianza mutua", dijo Reagan, quien añadió: "Hemos visto los resultados de esta desconfianza en forma de mentiras, filtraciones, divisiones y errores".

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Preguntas sin respuesta

El presidente no arrojó ninguna luz nueva sobre algunas de las cuestiones claves del Irangate que aún están sin resolver como el papel desempeñado por el entonces director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), el ya fallecido William Casey, o las contradicciones respecto a la supuesta petición a Kuwait de que liberase a varios terroristas para lograr así la libertad de los rehenes norteamericanos en Líbano.

El mensaje subyacente en el discurso, pronunciado desde el despacho Oval de la Casa Blanca es que ahora el país debe olvidar el escándalo y centrarse en la consecución de importantes objetivos que salven su presidencia en los 17 meses que restan de su mandato. En esta línea, expresó su optimismo en que se asista pronto a un acontecimiento "único en la historia", el de "dos países destruyendo efectivamente armas nucleares de sus arsenales".

Señaló también Reagan que se avanza hacia un acuerdo sobre armas estratégicas que puede llegar a eliminar en un 50% los misiles intercontinentales. "Lo que deseamos en nuestra relación con la Unión Soviética es paz y estabilidad. Esto es también lo que buscamos en el golfo Pérsico y, más generalmente, en Oriente Próximo".

Otros objetivos concretos señalados por el presidente fueron la aprobación por el Senado del nombramiento de Robert Bork como juez del Tribunal Supremo, la aceptación por el Congreso de una enmienda constitucional que permita equilibrar el presupuesto, la consecución de mayor grado de democracia en Nicaragua y la disminución de la influencia soviética en este país centroamericano.

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