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El Gobierno relajara la política monetaria para asegurar un crecimiento económico del 4% este año

La política monetaria se hará en los próximos meses menos restrictiva para que bajen los tipos de interés y prosiga el actual proceso de expansión económica, -4% de aumento en el producto interior bruto (PIB)-. El objetivo inicial del 8% de crecimiento de la cantidad de dinero en circulación para este año, destinado a lograr el 5% de inflación para 1987, parece haber sido olvidado por las autoridades, tras el buen comportamiento del índice de precios al, consumo de junio (1,9% de subida en el primer semestre y 4,9% en los 12 últimos meses). Haya o no revisión oficial, todo apunta a que la meta estará en el entorno del 10%.

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GUSTAVO MATIA, ESPECIAL, Santander"Hay que tener mayor flexibilidad de interpretación de los agregados monetarios conforme España se aproxima a las prácticas del Sistema Monetario Europeo", declaraba el pasado viernes en Santander el secretario de Estado de Economía, Guillermo de la Dehesa, ante un auditorio que contaba con altos funcionarios de la Administración y del Banco de España. Su llamada a la flexibilidad, precisó luego, no implica que hayan sido revisados oficialmente los objetivos monetarios o vayan a serlo en las próximas semanas. Una medida así quizá topa con el temor a perturbar las recientes expectativas bajistas de la inflación y de los tipos de interés.Pero tanto el banco emisor como la Administración ya han empezado a aflojar las tuercas de la restricción monetaria, y desean avanzar por este camino. Ahora que los precios han cedido y el aumento de la cantidad de dinero se ha desacelerado algo (11,3% de tasa anual en junio y 13,7% para el conjunto del primer semestre, cifras muy inferiores a las de los primeros meses de 1987), ambos desean que los altos tipos de interés provocados por la restricción monetaria no desalienten la pujante actividad económica. En otro caso, el deterioro del crecimiento de la economía mundial y de la europea -a tasas de casi la mitad que la española actual-, unido al rebrote de la inflación occidental y de los precios del petróleo, terminaría por detener la relativa expansión nacional y complicar las crecientes posibilidades de crear empleo.

Según medios gubernamentales, una aspiración razonable es que los tipos de interés bajen paulatinamente en los próximos meses a un ritmo de medio punto en su referencia de las nuevas letras del Tesoro, abocadas a convertirse en el principal indicador del precio del dinero y en el activo que cubra la mayoría del déficit y la deuda pública. Este título ha bajado en las últimas subastas al entorno del 17% para plazos de tres años y del 15% para un año. Mientras, el dinero facilitado diariamente por el Banco de España al sistema financiero está a punto de bajar del 17%, frente al 22% alcanzado hace dos meses. El mercado interbancario anda algunas décimas por encima del 17% para plazos muy cortos y otras décimas por debajo de la misma referencia (16,8% o 16,2%) para plazos de 90 o 180 días. Esto muestra que los operadores conflian en cierta reducción para los próximos meses, aunque no tan acusada como la que quiere el Tesoro.

Revisión monetaria

También el Banco de España propugna claramente la revisión de los objetivos monetarios fijados por el Gobierno al empezar el año: 8% de aumento en los activos líquidos en manos del público (los llamados alpes), con una banda de fluctuación del 6,5% al 9,5%. En medios allegados a la autoridad monetaria se apunta que las nuevas condiciones imponen una meta en torno al 10%.

Además de que ha sido, hace unas semanas, el primero en proclamar que la economía española tiende a crecer este año el 4,1%, frente al 3,3% anterior, el banco emisor prepara en su próximo boletín económico un alegato a favor de cierta alegría monetaria (o, si se prefiere, de menor tristeza). De hecho, en las últimas semanas ya aplica una política de control más preocupada en bajar los precios del dinero que en limitar la cantidad de éste. Quiere así, según fuentes informadas, dar señales de que los tipos de interés deben volver paulatinamente a niveles acordes con la inflación, convencido de que ahora el mercado lo permite.

En su alegato, el Banco de España explicará que las circunstancias finales de la demanda y la oferta de dinero no se han ajustado a las previsiones iniciales ni a las macromagnitudes que justificaron en su día el 8% de objetivo para los alpes: 3% de aumento real en el PIB y 5% de subida de precios.

Aparte de que el PIB marcha hacia el 4,1%, los objetivos iniciales fueron diseñados, según revelará dicho boletín, bajo Jos supuestos de que la demanda de dinero iba a tener un moderado descenso en 1987, al que se acomodaría la oferta. Las cosas no han sucedido así, como lo prueban el pasado descontrol rnonetario y los altos tipos de interés.

Fundamentalmente, han fallado dos de los frenos prevístos a la cantidad de dinero: la revitalización de los pagarés de empresa y la masiva colocación de deuda pública que se esperaba mediante el nuevo sistema de anotaciones en cuenta. En un caso, el mercado no ha respondido. En otro, la puesta en marcha de las anotaciones eri cuenta se ha demorado hasta, junio por razones jurídicas. El. boom de: los mercados inmobiliario y bursátil sí ha respondido más o menos a las previsiones, al igual que los tres factores de los que se esperaba el efecto contrario de aumento en la cantidad de dinero: la liberalización de los tipos de interés, el fin de la opacidad fiscal para las operaciones del seguro con prima única y la eliminación de desgravaciones fiscales en la renta fija.

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