Expertos y ecologistas denuncian en Ottawa el comercio ilegal de especies en extinción
Más de 700 especialistas de todo el mundo iniciaron ayer en Ottawa las sesiones de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES), encamina a poner freno al contrabando de ejemplares que, a pesar de su escasez, son codiciados por su exotismo o valor. La convención, adherida al programa de Naciones Unidas para el medio ambiente, está respaldada por 95 países y contará con la presencia de ecologistas y comerciantes.
La convención, que finalizará el próximo 24 de julio, permitirá a los diversos grupos e intereses presentes exponer su punto de vista sobre el futuro de los elefantes y los leopardos, los caimanes suramericanos, los rinocerontes, los cocodrilos del Nilo, las sanguijuelas medicinales y la tortuga verde, entre otras especies amenazadas.Entre los participantes destacan los diferentes expertos de organizaciones no gubernamentales de defensa de la naturaleza, algunas de las cuales se oponen al 100% a toda clase de comercio. Pero también tendrá ocasión de hablar en los debates la parte contraria, especialmente los comerciantes de la International Fur Trade Federation y algunos representantes de los importadores de marfil japoneses, con intereses en las pieles y los colmillos. No obstante, tanto las asociaciones de empresarios como las organizaciones no gubernamentales tienen derecho a tomar la palabra, pero no al voto.
La posición de la secretaría de la CITES, con sede en Suiza, se basa en el convencimiento de que el elefante africano y otras especies en situación precaria pueden ser salvados si se supervisa su explotación racional.
"Si no propiciamos una explotación razonable y duradera de animales económicamente interesantes para la gente que comparte su hábitat, los condenamos a su desaparición", explica Eugène Lapointe, secretario general de CITES.
Un punto de vista moderado que converge con el programa de la ONU para medio ambiente, así como con la línea del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y de la Unión Internacional para la Conservación para la Naturaleza y de los Recursos Naturales, entre otras organizaciones.
Rinocerontes
Aunque el debate sobre los cupos de marfil elaborados por CITES será uno de los más polémicos, el más discutido será el concerniente al futuro del leopardo. Recientes estudios realizadospor los científicos Rowan Martin, de Zimbabue, y Tom de Meulenauer, de Bélgica, cuyas conclusiones serán debatidas en la convención, han arrojado los sorprendentes resultados de que no sólo no se encuentran en extinción, sino que existen 700.000 leopardos en el Subsáhara.Los estudios realizados por el doctor Wayne King, del Florida Stale Museum, sobre los caimanes suramericanos, de fuerte impacto comercial, obligará, por el contrario, a la CITES a arbitrar un sistema de control para impedir la caza ilegal.
Otro reto difícil para los organizadores de la convención se deriva del preocupante comercio ilegal de cuernos de rinoceronte, una pieza tentadora para los contrabandistas a causa de su fácil transporte.
"El polvo de cuerno de rinoceronte puede llegar a valer más que su piso en oro en Asia, donde se usa con fines medicinales. Asimismo, en Yemen del Norte, los cuernos de rinoceronte se utilizan de manera masiva para fabricar los mangos de las dagas tradicionales", declara Eugène Lapointe.
"La única manera de detener este comercio ilegal consiste en convencer a los Gobiernos de los Estados consumidores a que prohíban el comercio interno y extremen los controles de importación", concluye el secretario general de CITES.
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