Un enemigo mutante
La variabilidad genética del virus del SIDA es algo que preocupa seriamente a los científicos, ya que se encuentran ante una amenaza de múltiples frentes que dificulta la consecución de una vacuna y la detección de las personas que hayan estado en contacto con los diversos virus existentes.Tras la demostración de que los virus aislados tanto por el francés Luc Montagnier (bautizado LAV 1) como por miembros del equipo del norteamericano Robert Gallo (el HTLV III) eran en realidad el mismo, y además causan el SIDA; el comité de taxonomía de virus acordó en 1985 denominarle virus de inmunodeficiencia humana (VIH).
Sin embargo, a los pocos meses, Montagnier anunció el aislamiento de un virus distinto y también causante del SIDA en personas enfermas de África occidental. Un paciente rastreo permitió detectar este mismo virus en algunas personas procedentes de África que viven en distintos países europeos. Otro especialista norteamericano, Myron Essex, anunció haber descubierto en personas sanas en Senegal otro virus distinto, similar al del SIDA y muy similar a otro que infecta al mono verde africano, pero que no se ha podido demostrar que cause la enfermedad en humanos.
El segundo virus detectado por Montagnier, denominado LAV 2, es lo suficientemente distinto genéticamente como para considerar, como ha hecho ahora el grupo formado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el estudio de los virus del SIDA, que se trata de un nuevo microorganismo. Así, el hasta ahora único VIH pasa a denominarse VIH 1 y el nuevo pasa a denominarse VIH II. Sin embargo, no parece que aquí vaya a terminar la historia, ya que se ha anunciado el descubrimiento de nuevos virus, aunque son al parecer mucho menos virulentos que los conocidos hasta el momento. En general, desde el principio se ha visto que los virus causantes del SIDA tienen, como los demás retrovirus, familia a la que pertenecen, una gran variabilidad genética.
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