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Crítica:CINE /'El BUQUE FARO'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La paradoja del barco inmóvil

El buque faro es la primera película norteamericana de Jerzy Skolimowski, un polaco que después de un deslumbrante y amargo debú profesional en su país -alguno de los títulos por él rodados en Polonia ha quedado definitivamente empantanado en los despachos de los censores- ha seguido una irregular pero interesante trayectoria como cineasta apátrida, personaje cuyo mérito y valor puede ser tan oscuro y cierto como el del capitán Miller, el héroe del filme que comentamos.Sobre éste planea la sombra de la cobardía y la traición -la acción transcurre en 1955-, puesto que al capitán se le atribuyen acciones bélicas poco distinguidas durante la II Guerra Mundial.

Doble aventura

El buque faro

Director: Jerzy Skolimowsky. Intérpretes: Klaus Maria Brandauer, Robert Duvall, Michel Lyndon. Título original: The lightship. Producción estadounidense, 1985. Estreno en Madrid en cine Renoir.

Como castigo, ahora está destinado a ese buque eternamente inmóvil, bamboleante pero siempre anclado, que sirve de guía luminoso en la niebla a los otros navíos.La película está basada en una novela de Siegfried Lenz, que desconozco, y cuenta cómo este individuo desprestigiado logra recuperar la estima y admiración de su hijo a partir de una doble aventura.

Por un lado, el capitán se ve forzado a probar su valentía frente a unos gánsteres que pretenden utilizar el barco como vehículo y refugio.

Por otra parte, el hijo descubre el mundo de los adultos y una visión del heroísmo que no tiene nada que ver con las hazañas bélicas.

Subrayando la paradoja

Skolimowski, en la conferencia de prensa que siguió a la presentación de la película en el pasado festival de Venecia -allí obtuvo el premio al mejor director-, se refirió a Conrad y a sus narraciones de viajes iniciáticos y quiso subrayar la paradoja de que, en su filme, el barco nunca zarpe.No hace falta. Sin moverse de un espacio cerrado, no siempre cómodo para rodar, Skolimowski logra ir creando una progresión dramática en la que juegan un gran papel tanto los actores como la enorme habilidad de ramificación y montaje, así como la potencia de la banda sonora.

Klaus Maria Brandauer está espléndido, muy alejado ya del excesivo histrionismo de Mephisto y Coronel Redl, como si la tensión acumulada durante la filmación -no es ningún secreto que actor y director se odian cordialmente- le hubiera ayudado a crear ese personaje, siempre a punto de explotar pero que sabe contenerse hasta que la situación le lleva a un callejón sin salida.

Robert Duvall juega otra carta, en un clásico papel de composición para el que ha procurado potenciar su vertiente humorística frente a su fría imagen habitual.

El resultado es opinable, porque el gánster elegante que encarna sabe demasiado a falso, son demasiado evidentes las referencias a la galería de criminales ideados por el Hollywood del cine negro como para que esta revisitación tenga vida propia.

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