Vagas medidas para potenciar el desarrollo del Tercer Mundo
"Damos especial importancia al progreso económico de los países en desarrollo. Sus economías fuertemente endeudadas nos preocupan y pueden convertirse en una amenaza para la estabilidad política de países con regímenes democráticos". A pesar de este grandilocuente planteamiento previo, los líderes de los siete se limitaron a incluir en su comunicado una serie de vagas medidas para potenciar el crecimiento del Tercer Mundo.
Los siete líderes advierten en su compromiso sobre la urgencia de poner en marcha una mayor cooperación entre el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Al mismo tiempo apoyan un incremento del capital del Banco Mundial para que este organismo pueda aumentar sus préstamos al Tercer Mundo y hacen una especial mención al programa de ayuda japonés para los países endeudados, como ejemplo de solidaridad internacional.
Pero los siete grandes han establecido una clara diferenciación entre los países endeudados. El documento incluye dos tipos de recomendaciones: las dirigidas a los países más pobres, esencialmente los del África subsahariana, y otras, mucho menos operativas, encaminadas a apoyar a las naciones en vías de desarrollo de América Latina.
Los líderes occidentales reconocen que la situación de los países subsaharianos "es especialmente difícil y requiere un tratamiento especial". Por ello proponen que se estudie la posibilidad de reducir los tipos de interés de los préstamos, especialmente los otorgados por los bancos oficiales (Club de París). También sugieren que se alarguen los plazos de devolución y se concedan períodos de gracia a los países pobres.
Para los mayores deudores, los países latinoamericanos, las conclusiones de los grandes no son tan generosas. El comunicado repite las indicaciones del ya revisado Plan Baker, un programa que la mayoría de los países latinos considera muerto y enterrado.
