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CITA EN LA CIUDAD DE LOS CANALES

Los 'siete' estrechan la coordinación de sus economías

Rosa Cullell

El anfitrión de la cumbre veneciana, el presidente del Consejo de Ministros italiano, Amintore Fanfani, leyó a las cuatro de la tarde de ayer el comunicado final del decimotercer encuentro de los siete grandes. A lo largo de nueve páginas, los líderes plantean la necesidad de mantener una política económica que asegure la prosperidad de sus países y del mundo. Como ya se preveía, los siete grandes han apoyado el establecimiento de una mayor coordinación de sus políticas a través de un termómetro de indicadores, cuyo objetivo será asegurar la estabilidad del sistema de cambios y el crecimiento económico mundial.

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ENVIADA ESPECIAL, La sombra de la recesión ha con vencido a los líderes para que aceptaran incrementar la vigilancia sobre sus economías, aunque los inclicadores no serán obligatorios. El compromiso incluye también vagas referencias a la re forma de la agricultura interna cional y enfatiza la necesidad de luchar contra el proteccionismo comercial.Los sherpas, los sufridos ayudantes, de los siete líderes, pasa ron toda la noche del martes al miércoles ultimando el contenido del documento final de la cumbre. A las 9.30 horas, los mandatarios de los grandes se reunieron en la biblioteca de la fundación Chini, en la veneciana isla de San Giorgio. A las 16.00 y tras una última comida en el palacio Ducale, llegó el momento cumbre de la reunión. En la sala de tapices de la fundación, el presidente Fanfani, rodeado de los otros seis líderes y de sus ministros, dio lectura al docurnento.

La introducción del compro miso refleja el optimismo de los grandes por los "éxitos conseguí dos desde su última reunión de Tokio".

Es necesario, advierten los líderes en el capítulo referido a las políticas macroeconómicas "conseguir un mayor y sostenido nivel de crecimiento, reducir los desequilibríos comerciales y establecer unas paridades monetarias rnás estables". Por ello los dirigentes expresan su apoyo al acuerdo del Louvre, adoptado por los siete, con excepción de Italia, el pasado mes de febrero en París. Este acuerdo supuso un compromiso para obtener una mayor estabilidad monetaria.

Pero con la sombra de la rece sión flotando sobre el mundo occidental, los líderes admitieron que "si en el futuro el crecimiento es insuficiente, deberán adoptarse medidas adicionales para conseguir los objetivos comunes de prosperidad".

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Esta cumbre ha servido sobre todo para avanzar en la puesta en marcha de medidas que controlen el desarrollo de la economía internacional. Es necesaria, dice el documento, una mayor "cooperación internacional". Se trata de impedir que las desviaciones de algunos países afecten la economía y provoquen una nueva recesión.

Así, los dirigentes respaldaron la propuesta de sus ministros de finanzas de que, con la ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI) y utilizando una serie de indicadores económicos (tasa de inflación, paro, tasa de cambios... ), se ejerza una vigilancia sobre las economías de los siete.

Corregir las desviaciones

La idea del termómetro ya fue apuntada por los cinco más grandes -EE UU, Japón, RFA, Francia y Reino Unido- en septiembre de 1985 en el hotel Plaza de Nueva York. Este sistema implica establecer una serie de proyecciones y objetivos anuales sobre los principales aspectos de las economías nacionales. Y en el caso de que un país no cumpliera, por ejemplo, sus previsiones de inflación, debería tomar medidas para corregir esa desviación.La puesta en marcha de estos indicadores no será, desde luego, obligatoria, ya que algunos países, como la RFA y Japón, siguen considerando que este sistema de control internacional atenta contra su soberanía nacional. Ronald Reagan, presidente de EE UU, y Margaret Thatcher, prímera ministra británica, por el contrario, eran los máximos partidarios de este sistema de vigilancia, dedicado, fundamentalmente, a impedir desequilibrios en el sistema de cambios.

En el documento final de la cumbre se analizan "las crecientes presiones proteccionistas en el comercio internacional". Por ello, los líderes manifiestan su apoyo a la ronda uruguaya, este verano, del GATT (Acuerdo General sobre Tarifas Aduaneras) y esperan que de ella salga una liberalización del comercio, en beneficio de todos los países. También se acordó, repitiendo los consejos de'la última cumbre de Tokio, la necesidad de que la estructura agrícola internacional se ajuste a la demanda. Pero los dirigentes se limitaron a expresar su apoyo a los acuerdos adoptados por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), en el sentido de avanzar hacia la reducción de las subvenciones agrícolas y la reducción de los excedentes.

Tras la lectura del manifiesto, el anfitrión anunció que los siete se reunirán el año próximo en Toronto (Canadá).

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