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Vargas Llosa concluye una novela sobre los 'contadores de cuentos'

Mario Vargas Llosa concluyó esta semana su última novela, El hablador, una historia inspirada básicamente en los machiguengas, una tribu del Amazonas (en el oriente de Perú), en la que reivindica la función social de la literatura de ficción, según declaró en Tenerife. El visita Canarias para pronunciar una conferencia, La cultura de la libertad, con la que se inauguró anteayer una tribuna de opinión creada por la Caja General de Ahorros de Canarias.

La obra, que está ya en poder de su representante, es un homenaje a los "contadores ambulantes de cuentos". Vargas Llosa confesó su necesidad vital como escritor de compartir su residencia entre Perú y Europa y reafirmó estar convencido de que América Latina no "ha perdido su apetito de libertad".El hablador, que, como todas sus obras, es el resultado de tres escrituras, fue finalizada en Londres, donde vive la mitad del año. Consta de 350 páginas y narra la conversión de un peruano occidentalizado a la cultura primitiva. La acción discurre entre Europa y Latinoamérica, y principalmente en una amplia región del Amazonas ocupada de forma muy dispersa por los machiguengas.

Tradición vetada

Los contadores de cuentos, el eje central de su texto, actúan como aglutinante de los distintos núcleos humanos que componen dicha comunidad. A Vargas Llosa le impresionó la capacidad para fabular de estos personajes, a los que, sin embargo, nunca pudo escuchar personalmente por tratarse de una tradición vetada a extraños. Aunque manejó gran cantidad de documentos históricos para la realización del libro, no lo considera antropológico, sino un ejercicio de imaginación.El autor de La ciudad y los perros señaló que ahora le ha tocado vivir estos días en Tenerife una sensación ambigua de vacío y gozo, de la que no se libra, a pesar de sus 30 años de oficio, siempre que termina uno de sus relatos. Para Vargas Llosa, el peor momento es el de la primera versión de sus novelas. "Escribo muy despacio, corrijo bastante y siempre tengo la sensación de que no voy a acabar nunca. Lo que de verdad me divierte es reescribir. Hasta que no llego a ese estadio siento una especie dé vértigo caótico", precisó.

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