Estadística
Es fácil perder la perspectiva en momentos de tensión. Quizás éste sea el caso, en unos días de abierta conflictividad laboral, del anuncio de un error en el índice provisional de precios al consumo (IPC) del pasado mes de enero.El intercambio de información entre el Servicio de Estudios del Banco de España y el INE se debería entender como el trabajo normal de unos buenos profesionales. Es natural que varios centros sigan con detalle la evolución de los indicadores económicos y que surjan discusiones de carácter técnico sobre la fiabilidad de las estadísticas y de las previsiones. Es desafortunado que esta discusión se haya convertido en noticia política de primera página.
Me preocupa el triste espectáculo de numerosos dirigentes del PSOE, como Leguina, que critican al Banco de España "por emitir ideología (...) contraria al Gobierno". Puede que, desde la lejana Minnesota o desde la a veces más lejana Barcelona, desconozca algunos maquiavelismos subterráneos del Banco de España. Pero no me parece que se pueda calificar de injerencia política el señalar un error, aunque en estos momentos escueza. Y sorprende aún más la reacción oficial, anunciada por el señor Solana, de que "el Ejecutivo mantiene la expectativa de inflación para 1987 en el 5%".
Quizás haya quienes añoren aquellos tiempos en que el INE era más nacional que de Estadística y el Banco de España era más de España que Banco Central. Las estadísticas eran incuestionables y el banco un fiel seguidor del Gobierno. Se equivocan quienes creen que previsiones por decreto suprimen las presiones inflacionistas y hacen olvidar a los trabajadores su experiencia cotidiana cuando la inflación ral está por encima de la oficial.- Profesor ayudante del departamento of Economía de la universidad de Minessota; profesor visitante del Instituto de Análisis Económico de la universidad Autónoma de Barcelona.
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