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Importantes obras de restauración en la colegiata de Santillana del Mar

Importantes obras de restauración se acometen actualmente en el tejado de la colegiata de Santillana del Mar para evitar el deterioro de su claustro románico. Fue en abril de 1986 cuando la progresiva ruina de sus columnas, admirable síntesis de toda la iconografía románica, fue recogida en los medios informativos y desató la polémica entre el obispado, propietario del monumento, y la Dirección General de Bellas Artes.

Enrique Campuzano, secretario de la Comisión Diocesana de Fe y Cultura, achacó la exfoliaciones, ampollas, grietas y desconchados que sufría los relieves escultóricos de algunos capiteles a la aplicación, tres años antes, de un producto químico que podía haber reducido la red capilar de la piedra.El arquitecto del Ministerio de Cultura, Sancho Roda, replicó que el problema concreto del claustro surgía por la situación de ciertos capiteles excesivamente expuestos a la acción directa de la lluvia. Según su opinión, la lluvia está saturada de componentes químicos debidos a la contaminación, que perjudican a la piedra. Tal vez sea esta la causa, se dijo, de la "enfermedad" del prodigioso claustro que tiene 800 años de existencia y admiraron, sólo en 1985, 78.000 visitantes.

Diagnosticar el mal

La dirección general de Bellas Artes encargó un informe a la Facultad de Geología de la universidad de Oviedo, a Fin de que su departamento de Petrología hiciera un diagnóstico de lo que ocurría. Durante varias semanas, el equipo científico se desplazó a Santillana para obtener polvo de piedra y microscópicas muestras de las columnas afectadas. Se efectuaron laboriosos exámenes de los materiales recogidos. Un estudio de 41 folios llegó, después de tres meses, a la dirección general de Bellas Artes, confirmando que los capiteles sufrían elevado, porosidad y estaban muy afectados por la humedad ambiental y otros focos generados por el ruinoso estado del tejado y el empapado de la unión y parte interna de los sillares.El informe precisaba que la salud del claustro mucho dependería de la reducción de los índices de humedad, reparación de las cubiertas, control de la extensión del agua por los muros y preservación de los capiteles de la lluvia desprendida del tejado.

A través del departamento de monumentos, la dirección general explicó que, respecto al claustro, supeditaría sus acciones a un presupuesto no aprobado todavía y que carecía de momento de planes para una acción concreta. El informe de Oviedo sería tenido como guión técnico para un tratamiento integral del monumento.

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