Miguel Hesayne: "El Evangelio es el libro mas peligroso para la doctrina de la seguridad nacional"

Miguel Hesayne, obispo de Viedma, ha sido el único prelado argentino que, con motivo de la visita del Papa, ha recordado la existencia de desaparecidos. Él recordó ante Juan Pablo II al obispo Enrique Angelelli, asesinado en 1976 por las fuerzas de seguridad, según ha confirmado un dictamen judicial. Sobre los excesos durante la dictadura, asegura que "el libro más peligroso para la doctrina de la seguridad nacional es el Evangelio".La actitud del prelado ha contrastado con la de sus compaÑeros de episcopado que, de forma mayoritaria, mantuvieron silencio durante el proceso político en el que desaparecieron miles de personas y en algunos casos -como en el del actual vicario castrense, José Miguel Medina- llegaron a justificar la tortura. Hesayne, junto al obispo de Neuquen, Jaime de Nevares, y al de Quilmes, Jorge Novak, se incorporó a la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos.

Pregunta. La iglesia de Argentina ha mantenido en numerosas ocasiones una posición de colaboración con la dictadura militar. Usted, que ha levantado su voz contra los excesos del régimen, ¿cómo valora este hecho?

Respuesta. Como Iglesia, no siempre nos hemos identificado con el pobre, con el perseguido, con el marginado. En la Iglesia argentina, los obispos levantaron su voz, pero faltaron gestos coherentes con ese discurso también a nivel de comunidad. La culpa no es sólo de los obispos, sino de religiosos, sacerdotes y laicos.

Había laicos que se proclamaban católicos y eran responsables de las torturas. Eso trajo una gran ambigüedad y ha llevado a afirmar que el episcopado argentino no se había pronunciado sobre estos hechos, y eso es falso.

Los que programaban misas, la eucaristía -signo de comunión máximo-, eran a su vez responsables de torturas y desapariciones. Quisiera resaltar que el proceso no estuvo avalado por la doctrina cristiana, sino por la doctrina de la seguridad nacional. Ésta asume, la religión como un instrumento, vaciada de contenido, y en el caso de Latinoamérica y de la Iglesia católica asumió los signos, los ritos de esta religión, y los vació de contenido, del compromiso cristiano. Por eso era coherente con la doctrina de la seguridad nacional programar ritos, vaciarlos de compromiso cristiano, hasta tal punto que el libro más peligroso para la doctrina de la seguridad nacional es el Evangelio.

P. Muchos obispos ignoraban a los desaparecidos y apoyaban la acción de las fuerzas armadas. ¿Por qué faltó coherencia en la Iglesia?

R. Yo no soy quién para juzgar. En conciencia, como yo he visto torturados así lo he dicho.

El mensaje y la palabra

P. Parece sintómatico que haya sido el único titular de diócesis visitadas por el Papa que haya recordado el tema.

R. Yo en conciencia no podía dejar de mencionarlo, porque tenía que presentarle a Juan Pablo II la situación de la iglesia aquí.

P. ¿Por qúé la conferencia episcopal no ha incluido en la agenda de la visita una audiencia del Papa a las comisiones de derechos humanos?

R. Las audiencias no las ha preparado la conferencia episcopal, sino la comisión que ha organizado el viaje.

P. Pero en esa comisión hay obispos.

R. Yo les voy a preguntar por qué no los han recibido.

P. ¿Qué ha supuesto la visita del Papa a Argentina?

R. El mensaje del Papa nos ayuda a relanzamos con más bríos. He dicho el mensaje, no solamente la palabra. Porque el mensaje lo componen palabras y gestos. El discurso de Juan Pablo II en la diócesis de, Viedma fue todo un apoyo a nuestra línea pastoral: la opción por los pobres. El Papa la ha rubricado con su presencia ante los mapuches, pobres entre los pobres. Cuando yo mencioné, por ejemplo, la promoción de las comunidades de base, el Papa levantó las manos en señal de aprobación. Y también las levantó cuando yo cité a monseñor Angelelli. Ese gesto es más importante que los discursos.

P. América Latina es la cuna de la teología de la liberación y de la opción por los pobres.

R. A mí me preocupa Jesucristo y su Evangelio. La teología de la liberación aprobada por el Papa es un instrumento útil para la liberación del hombre desde las enseñanzas de Jesucristo.