_
_
_
_
EL DIÁLOGO ENTRE LAS SUPERPOTENCIAS

La 'guerra de los espías' servirá de excusa si fracasan las negociaciones

Pilar Bonet

La guerra de los espías entre EE UU y la URSS puede convertirse, en opinión de algunos observadores en Moscú, en excusa útil para ambas partes si la negociación sobre armas nucleares no avanza durante la visita que hoy inicia a Moscú George Shultz. Al secretario de Estado norteamericano le esperan tres intensas jornadas de trabajo, que combinarán el debate sobre control de armamentos -incluida la última propuesta de Gorbachov en Checoslovaquiacon las acusaciones de espionaje.

Gorbachov propuso en Praga comenzar conversaciones para eliminar de Europa los cohetes nucleares de alcance comprendido entre los 500 y 1.000 kilómetros (misiles operativo-tácticos, según la terminología soviética), con independencia de las conversaciones sobre los proyectiles de alcance medio (de 1.000 kilómetros a 5.000 kilómetros de radio de acción). Para este último tipo de armas, la URSS ha aceptado la opción cero, que eliminaría totalmente los SS-20 soviéticos y los Pershing 2 y misiles de crucero norteamericano en Europa.Los aliados occidentales quieren, no obstante, que esta medida vaya acompañada del restablecimiento de un equilibrio a nivel inferior, para lo cual, opinan, tendrían que elevar el potencial en la banda de misiles cuyo alcance se extiende hasta los 1.000 kilómetros, para situarlo al mismo nivel que la URSS. En este contexto se considera la reconversión de cohetes de medio alcance a una categoría inferior.

Moscú insiste en que el número de cohetes operativo-tácticos debe congelarse durante el mantenimiento de conversaciones sobre ellos, lo que para Occidente equivaldría a fijar la superioridad soviética en esta categoría, donde se incluyen los SS-23 y los SS22.

Diferente terminología

Entre el Este y el Oeste existen diferente terminología y conceptos para los misiles que se encuentran por debajo de los 1.000 kilómetros de alcance. Moscú distingue entre operativo-tácticos y tácticos. Estos últimos tienen un radio de hasta 500 kilómetros y, según las propuestas formuladas por el Pacto de Varsovia en Budapest en 1986, deberían incluirse en el marco de conversaciones sobre armas convencionales en Viena.

La Unión Soviética denomina además a los cohetes instalados en Checoslovaquia y Alemania Oriental, en el marco de las contramedidas a la instalación de los Pershing 2 y misiles de crucero en Europa, como "cohetes operativo-tácticos de alcance aumentado". En su alocución en Praga, Gorbachov reiteró lo que había propuesto ya el 28 de febrero, cuando aceptó la opción cero, es decir, que los misiles instalados en Checoslovaquia y en la República Democrática Alemana (RDA) sean retirados sólo después de firmarse un acuerdo sobre los cohetes de alcance medio, y no antes.

Moscú ha reprochado reiteradamente a la OTAN sus reticencias ante las propuestas para eliminar todos los misiles nucleares de Europa. El diario Pravda señalaba ayer que la reducción de los cohetes de medio alcance ha sido recibida en Occidente como una bola de nieve que acumula "todo tipo de restricciones, condiciones y ataduras". Asegura Pravda que la decisión de negociar sobre los cohetes operativo-tácticos de forma paralela a los de medio alcance ha tenido en cuenta las objeciones occidentales a la reducción de los cohetes de alcance medio.

Por otra parte, el Krenifin ha dado una rápida respuesta a las acusaciones norteamericanas, según las cuales agentes femeninas soviéticas sedujeron a los marines encargados de la seguridad de la Embajada norteamericana en Moscú y el nuevo edificio diplomático recién construido está plagado de micrófonos. Moscú ha empleado la táctica del contraataque inmediato. Ha mostrado cables y micrófonos supuestamente colocados en las dependencias soviéticas en EE UU y ha tratado de desacreditar y ridiculizar a los marines de la Embajada con informes policiales sobre las aventuras nocturnas de este cuerpo de elite.

Amor a cambio de secretos

"Chico, te doy amor a cambio de la llave de la caja fuerte de la Embajada", escribía el sábado el diario gubernamental Izvestia en un artículo policiaco-satírico sobre las supuestas actividades disolutas y hasta delictivas de los marines en Moscú. Izvestia, que daba 10 nombres de marines supuestamente involucrados en escándalos de distinto género, informaba, no obstante, de la detención de dos de ellos, acusados de espionaje. Entre los cargos formulados por el periódico se cuenta el intento de forzar a la anciana vigilante de un guardarropa, el consumo de droga y el escándalo público, la conducción de un coche hacia la Plaza Roja (zona peatonal), la destrucción de una bandera soviética y hasta unas peripecias en el tejado de la Embajada norteamericana durante las cuales los marines hicieron llover, supuestamente, documentos secretos sobre los policías soviéticos que vigilan el portal.

Izveztia aseguraba que todo esto era conocido por el Pentágono hace tiempo. Por su parte, la agencia Tass salía al paso de las acusaciones de espionaje formuladas por el presidente Reagan y señalaba que el intento de Washington de situarse en la posición de ultrajado sólo puede ser considerado como un "cinismo extremo".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_