Dos drogadictas abandonan a sus hijos por ser portadores del virus
LA PESTE DEL SIGLO XXEn Turín, capital del automóvil, dos niños, Michelino, de 14 meses, y Roberto, de cincuenta y cinco días, han sido abandonados por sus respectivas madres. El delito de los pequeños inocentes es el de ser portadores del virus del SIDA. Desde que han nacido viven en la sección de enfermedades infecciosas del hospital infantil Regina Margherita, entre médicos y enfermeros con uniformes blancos.
Las madres de los niños son dos jóvenes drogadictas. Ambas abandonaron a sus criaturas y escaparon. Identificadas por la policía, las dos madres declararon sentirse sin fuerzas para hacerse cargo de sus pequeños y volvieron a huir. Hallada la abuela materna de una de ellas se intentó que se llevara a los dos niños, pero la anciana tampoco se sintió con ánimos para apechugar con el problema.
En vano se hicieron llamadas para que alguna familia se responsabilizara de Michelino y Roberto, explicando que no se trata de dos apestados e indicando que no pueden contagiar a otros niños; que se trata, simplemente, de dos criaturas con un grave problema similar al de otros niños que sufren otras enfermedades y a los que no se les abandona a su suerte.
Sólo ayer se supo, con un cierto alivio, que a través del grupo Abel, que se encarga de la recuperación de drogadictos, dos familias se mostraban dispuestas a recoger a los niños, pero a condición de que pudieran adoptarlos con todas las de la ley.
Ambas familias son por ahora anónimas y no se sabe aún si reúnen los requisitos necesarios para la adopción, que en Italia es muy compleja y difícil. Si no les fuese posible adoptarlos, tendrían que quedarse en el hospital hasta que sean mayores; pero tanto médicos como psicólogos han advertido que dicha hipótesis sería gravísima para el desarrollo, especialmente psíquico, de los niños, ya que en los primeros meses de vida es fundamental para un niño la presencia de los padres.
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