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¿Debe apoyar Estados Unidos a la 'contra'?

La creciente opinión a favor de anular la ayuda a la contra procede menos del deseo de castigar a los antisandinistas que del deseo de castigar a la Administración. Está claro que la Administración se merece un castigo por la negligencia de los que ignoraban o querían ignorar el asunto de las armas iraníes, y por la ilegalidad de los que realmente llevaron a cabo una operación que contravenía la voluntad del Congreso.¿Pero de qué manera debe castigarse? Golpear a un presidente revocando su objetivo más apreciado en materia de política exterior es un instinto político comprensible. Pero sí con ello se golpea a la nación, es un mal instinto. El Congreso había llegado a la conclusión de que la ayuda a la contra era un interés nacional. Y sigue siéndolo. Abandonar ese interés para alcanzar a un presidente es un preció muy alto a pagar por la dulzura de la venganza.

El caso de la contra no ha cambiado sustancialmente por el asunto North. Ahora, como antes, el tema descansa en dos pilares: uno estratégico y otro ideológico, o moral, si se quiere. Durante siglo y medio, la extraordinaria seguridad del territorio norteamericano se debía en gran parte a que Estados Unidos resistió, con la doctrina Monroe, toda penetración de una superpotencia en su hemisferio. Cuba fue la primera gran fisura de tal doctrina. Ahora, el bloque soviético puede consolidar una segunda base en las Américas.

, 8 de marzo.

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