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La Unión Soviética decide liberar a 45 disidentes

Un total de 30 disidentes al régimen han sido liberados en los últimos días en la Unión Soviética, según anunció ayer Elena Bonner, esposa del científico y también disidente Andrei Sajarov. Según personas del entorno del Nobel de la Paz, el Soviet Supremo (Parlamento) de la URSS aprobó el pasado lunes un decreto en el que se prevé la puesta en libertad de varias decenas de opositores al régimen, pero que no establece la amnistía general para los presos de conciencia pedida por el físico. Al menos otros 15 detenidos se benericiarán de la medida de gracia, según las mismas fuentes.

El decreto, aprobado el día 2 y que todavía ayer no había sido publicado, incluye una lista nominativa de los presos susceptibles de ser liberados. Una treintena de ellos, cuyos nombres pudieron ser conocidos a, través del matrimonio Sajarov, ya han sido liberados en el transcurso de esta semana. Su liberación fue comunicada al Nobel por los propios interesados o por sus familiares. La mayoría de estos presos políticos cumplía condena en los campos 35, 36 y 37 de Perm (Ural) o en Mordovia, a 500 kilómetros al sureste de Moscú, según precisó Bonner.Esta espectacular medida de clemencia masiva no tiene, por su amplitud, precedente conocido en la URSS. Una amnistía de prisioneros decretada con motivo del 40º aniversario del fin de la II Guerra Mundial, en abril de 1985, excluyó a los disidentes. El hecho se produce después de una serie de liberaciones individuales de disidentes que se ha producido durante los últimos meses y que se ha acelerado tras el regreso a Moscú, el pasado diciembre, de Andrei Sajarov, tras siete años de exilio interno en Gorki.

El Gobierno soviético, que desea que se acepte su propuesta de celebrar una conferencia internacional sobre los derechos del hombre en Moscú, ha multiplicado, desde diciembre, los signos de apaciguamiento con respecto a una disidencia perseguida sin descanso en los setenta por la policía política, entonces bajo la autoridad de Yuri Andropov. La represión no disminuyó, y las condiciones de vida en las cárceles incluso se agravaron, según diversos testimonios, con el acceso al poder de Mijail Gorbachov.

La muerte en el internamiento a primeros de diciembre del disidente Anatoll Marchenko -y su efecto muy negativo para la imagen de la URSS en Occidente- parece haber acelerado la revisión de la actitud de Moscú frente a la disidencia política.

Justo unos pocos días más tarde, el número uno soviético anunciaba personalmente a Sajarov el fin de su exilio en Gorki. El propio físico considera que la muerte de Marchenko influyó en la decisión de autorizar su regreso a Moscú.

El ministro soviético de Justicia, Boris Kravtsov, anunció el pasado 30 de enero en Viena que la legislación de su país para reprimir Ia propaganda antisoviética" y Ia difamación contra el Estado" iba a ser revisada y suavizada. Entre los 30 liberados figura un número importante de condenados por estos dos delitos.

La lista facilitada ayer por Bonner incluye los nombres de las siete personas cuya liberación fue anunciada el pasado viernes por Sajarov: Yuri Chijanovitch, Zorian Popadiuk, Kiril Popov, Grigori Isaev, Danilo Chumuk, Serguei Belov y Roald Zelichonok.

Entre los otros disidentes liberados destacan Serguei Grigoriants, Lev Volojonski, Mijail Meilaj, Iosif Terelia, Vasili Barats, Rostilav Evdokimov y Lev Timoflev.

Sajarov manifestó el pasado 24 de enero que conocía los nombres de unos 700 presos políticos, pero que "puede haber dos o tres veces más".

Signos de liberalización

Paralelamente a esta política de liberalización respecto a la disidencia, las autoridades soviéticas han adoptado una nueva ley sobre la emigración y los regresos a la Unión Soviética de ciudadanos que hayan abandonado el país.Las disposiciones de esta ley son, sin embargo, tan ambiguas que sólo la práctica permitirá determinar si constituye una liberalización o una forma mejor de control. En enero, tras la entrada en vigor de esta ley, las peticiones de salidas de la URSS no aumentaron, según una fuente oficial.

Así, cuatro judíos soviéticos que emigraron a Israel hace 10 años regresarán en breve a su país, tras recibir el visto bueno de Moscú.

La Embajada soviética en Viena presentó el pasado viernes a los cuatro emigrados a la Prensa internacional, tras subrayar que hay otras 40 personas de la misma religión que esperan poder volver a su patria.

Ese mismo día, el secretario general de la OTAN, lord Carrington, por su parte, declaró en Lisboa que tiene "muchas dudas" sobre la "revolución liberal" puesta en marcha por el líder soviético, pero reconoció que "las cosas están cambiando en la Unión Soviética" y que Gorbachov "es un nuevo tipo de líder".

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