Recuperación económica y fidelidad a EE UU

Wilfredo Lucero, presidente de la Democracia Popular (forma ción democristiana) y el único parlamentario de Ecuador que conserva su escaño desde 1979, asegura que "hay temor entre la gente", lo que, en su opinión, explica que la agitación popular esté contenida. En distintas oca siones han surgido grupos incontrolados próximos al Gobierno que siembran el pánico entre los opositores.Una emisora de la ciudad de Guayaquil contraria al Gobierno fue asaltada, y sus equipos destruidos, un día después del secuestro del presidente, por elementos claramente reconocidos como fuerza de seguridad del gobernador de la provincia. Un diputado del partido del Gobierno por la región de Esmeralda, Carlos Saud, fue fotografiado el pasado martes junto al grupo de personas que dispararon contra una joven en la puerta del Congreso.

La oposición denuncia un aumento de la tortura -el general Frank Vargas asegura que durante sus 10 meses en prisión fue sometido a palizas y humillaciones- y pide el esclarecimiento de algún caso de desaparecidos, como Amparo Benavides, en situación desconocida después de haber sido detenida por fuerzas de seguridad en Quininde hace casi un año.

Contra las críticas de la oposición, el Gobierno presume de una buena gestión económica, que espera mejorar, aprovechándose de la previsible recuperación de los precios del petróleo, primer producto de exportación ecuatoriano. En efecto, en las calles de Quito no se observa la miseria de países próximos, y Ecuador mantiene una imagen de cierta prosperidad, conseguida en los años setenta con la bonanza petrolera.

Actualmente, el indicador más beneficioso para el Gobierno es la contención de la inflación en torno al 28%, cuando llegó a alcanzar el 40% en el anterior Gobierno. Pero esto se ha conseguido con una fuerte contracción monetaria e industrial que ha elevado en un 4% el índice de desempleo en los dos últimos años. Los precios están contenidos, pero la gente tiene menos dinero y la obtención de un crédito puede llegar al 200% de interés y no baja del 35%.

Influencia norteamericana

En conjunto, la política económica del Gobierno de Febres Cordero es un modelo para el Fondo Monetario Internacional, lo que ha permitido la renegociación de la deuda externa ecuatoriana -más de 8.000 millones de dólares (más de un billón de pesetas)- en un plazo de 12 años y cuatro de gracia. Ecuador está,en todo caso, cumpliendo ejemplarmente con el pago de su deuda, hasta el punto de haber destinado -en contraposición con el vecino Perú- el año pasado 900 millones de dólares, es decir, el 60% de sus exportaciones totales, al servicio de la deuda.

La política económica es sólo una de las razones de las excelentes relaciones de Febres Cordero con Estados Unidos. La otra es la política del Gobierno ecuatoriano hacia Centroamérica. El presidente inició su mandato con la ruptura de relaciones con Nicaragua y el abandono del grupo de apoyo a Contadora, y acaba de nombrar ministro de Relaciones Exteriores a un embajador de la Organización de Estados Americanos, que provocó un incidente en esa institución por calificar de, "grupúsculo" al grupo pacificador formado por Colombia, Panamá, México y Venezuela, apoyado por Argentina, Perú, Brasil y Uruguay.

Como muestra de la influencia norteamericana en este Ecuador baste recordar que las elecciones legislativas de 1986 fueron. anunciadas por el embajador de EE UU en Quito, Fernando Rondon (un hispano ultraderechista, amigo personal de Febres Cordero) en una entrevista concedida al diario Hoy, después de los titubeos presidenciales.

En cuanto a respaldo popular, el presidente se sostiene fundamentalmente con el apoyo de su tierra natal, Guayaquil, la mayor ciudad del país, donde "una política de dádivas a los sectores populares", según la socióloga Amparo Menéndez, ha permitido a León Febres Cordero mantenersu imagen en ese importante puerto del Pacífico.

El principal partido de la oposición, Izquierda Democrática, un grupo reformista de clase media, formado, según Amparo Menéndez, por "intelectuales desilusionados de la izquierda tradicional", no ha conseguido nunca tener presencia fuerte en Guayaquil, cuyo electorado, por tradición, cae fácilmente en las redes de planteamientos populistas.

Referéndum perdido

-Con todo ello, Febres Cordero sufrió una fuerte derrota el pasado mes de junio, cuando el 60% de la población rechazó en referéndum una propuesta del presidente para que los independientes pudieran ocupar cargos públicos sin necesidad de afiliarse a ningún partido. Dado lo fácil de la respuesta afirmativa ante una pregunta tan obvia, el resultado tiene doble valor como castigo al Gobierno.

Rodrigo Borja, dirigente de Izquierda Democrática, cree que "la falta de actitud para gobernar, la corrupción administrativa y la prepotencia del presidente, se han encargado de erosionar su -imagen y la de su Gobierno". A pesar de ello, piensa que Febres Cordero puede llegar al final de su mandato, el año próximo. "Más aún", dice, "la oposición desea que permanezca hasta la tarde del último día, porque, a pesar suyo, queremos que sea nuestro promotor electoral".