Mover los hilos

Una de las cruces que con más pesar y angustia tenemos que cargar los jóvenes (o no tan jóvenes) licenciados en estos tiempos es ese ir de oposición en oposición para ocupar los puestos que con cuentagotas van apareciendo en organismos públicos. Y lo más angustioso es esa sensación, que luego se confirma, de que "esa plaza está ya dada".Le escribo desde Galicia y quisiera contar lo que ha pasado aquí, tierra que sigue siendo de caciques y donde obtener un puesto de trabajo depende más de quien conozcas que de lo preparado que estés.

Hace unos días el Ayuntamiento de Santiago saca a concurso público una plaza de psicólogo para el programa de prevención de las drogodependencias. La convocatoria señala explícitamente que se valorarán las pruebas que se hagan, y además la experiencia en tareas semejantes, y el historial académico.

En este caso la plaza se la ha llevado una señora que nunca ha ejercido como psicólogo, que no presentó expediente académico ninguno y cuyo examen, a lo que parece (la Prensa ha señalado que el especialista que lo corrigió le dio una puntuación bastante baja, aunque luego la comisión varió a su gusto esa calificación), ni siquiera fue bueno. Sin embargo, como ella misma dijo, "había movido bien los hilos" (es bonita, muy expresiva y, desgraciadamente, bastante real, esa imagen de concejales-títeres movidos por los hilos de las influencias y recomendaciones).

Otro caso. Hace pocos días, en una consellería se dio el caso curioso de que estaba ya hecha la selección de los candidatos antes de realizarse las pruebas. La casualidad hizo que un periodista encontrara el documento y pudiera publicar la noticia para regocijo-desesperación de cuantos aspiraban a la plaza. Ante esta situación:

- Qué esperanza queda a los profesionales de que al final, alguna vez, prevalezcan los méritos sobre los enchufes o intereses. ¿Qué derecho tienen unos concejales a convocar públicamente una plaza tan sólo para blanquear una decisión que ya tienen tomada de antemano?

- Para qué sirve recurrir si esas comisiones toman toda clase de precauciones (evitar o desconsiderar el juicio de expertos, otorgar el máximo peso a entrevistas, ocultar las pruebas escritas realizadas o destruirlas, acogerse ampulosamente a criterios de valoración sobre cuyo manejo no es posible pedirles cuentas, hacer que los candidatos seleccionados firmen inmediatamente un contrato de manera que cualquier recurso choque contra un supuesto perjuicio personal) para evitar que les acusemos de prevaricación.

Por otra parte, siempre queda el recurso de decir que el que protesta sólo lo hace por despecho al no haber sido elegido él. Para qué recurrir si uno ha de hacerlo ante la misma comisión.-