Entre sueño y realidad

Poema dramático, más que teatro construido, esta obra tiene todos lo valores literarios de Álvaro Cunqueiro: la evocación de unos tiempos imprecisos en lugares borrosos -una torre en la encrucijada de los caminos en un país imaginario-, unos personajes entre carne y humo, una prosa poética, y al mismo tiempo irónica, donde se conjugan pensamiento, metáfora, burla, emoción...Presenta, por tanto, todas las dificultades para hacerla vivir en un escenario donde, a pesar de las luces inciertas, de la descomposición del escenario en ruinas y transparencias, de la invocación misteriosa de la música -una bella partitura para cello y piano-, todo toma más realidad y más cuerpo que lo que las palabras dicen.

El director, Xulio Lago, ha marcado demasiado un tiempo concreto: una inspiración en grabados y actitudes de la época romántica, gestos dramáticos y apasionados -teatrales- que no favorecen mucho a los actores ni tampoco a la liviandad aparente de la prosa.

Entre estos actores destaca, naturalmente, María Barcala, a cuyo cargo está la protagonista, doña Inés: la obra es casi un monólogo, y los otros personajes sirven poco más que para el contrapunto de esta dudosa criatura fronteriza que sueña con un doble ser escindido, el físico y el espiritual.