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La Reina inaugura los monasterios restaurados de las Descalzas Reales y de la Encarnación

La Reina inauguró ayer los museos y las dependencias de los monasterios madrileños de las Descalzas Reales y de la Encarnación, que han permanecido cerrados durante dos años debido a las obras de restauración llevadas a cabo por técnicos del Patrimonio Nacional, organismo del que dependen. El descubrimiento de una techumbre de madera y de una bóveda del siglo XVIII, la restauración y muestra al público de importantes pinturas -en el monasterio de las Descalzas-, así como pinturas y esculturas que se muestran por primera vez en la Encarnación, son las novedades más importantes de dos recintos artísticos recuperados por los que pasa buena parte de la historia española de los últimos siglos.

El cronista, de Madrid Ángel Fernández de los Ríos recoge el testimonio de la Semana Santa de 1635. Los penitentes no se pusieron de acuerdo sobre si la procesión debía ir por una calle o por otra hasta el convento de las Descalzas, que fue escenario de una cruenta reyerta: "Desenvainaron las hachas, y hubo tanto de hachazo, que no quedó ninguna de provecho, y ya volaban tejas por las cabezas. Llegó a ponerlos en paz el alcalde Quiñones". Prendieron a más de 300 penitentes.Algo más de tres siglos y medio después, la comitiva, que abría la reina Sofía, recorrió las dependencias de los monasterios recién reformados. En el de las Descalzas Reales se ha descubierto al perforar el techo de la antecapilla una espléndida techumbre, así como una bóveda del siglo XVIII en la portería reglar. Gracias a la cesión de una habitación por las religiosas, el visitante puede disfrutar de una serie de obras expuestas por primera vez.

En el monasterio, en cuya reforma se seguirá trabajando, se han restaurado los retratos de las cuatro hijas de la emperatriz María y del emperador Maximiliano. Se abre de nuevo al público la magnífica colección custodiada y aumentada por las religiosas que incluye la capilla del Milagro, con pinturas de Rizzi y Claudio Coello; la escalera del convento, obra de los fresquistas de la escuela madrileña del siglo XVII, la colección de pinturas, con varias obras de Rubens -aquí pintó el flamenco durante su estancia en Madrid-, Tiziano, Gaspar Becerra, Sánchez Coello, Moro y Pantoja de la Cruz.

El 2 de julio de 1618 tomaron posesión del monasterio de la Encarnación las religiosas agustinas recoletas. Tras su restauración, se muestran-ahora al público algunas salas que quedaban bajo la clausuna. La iglesia de la Encarnación, una de las más armoniosas de Madrid, conserva bóvedas de González Velázquez y pinturas de Vicente Carducho, Juan van der Hamen, Ribera, Gaspar Becerra, Pereda, Lucas Jordán y otros maestros españoles y extranjeros.

Los reyes

Una nueva sala de escultura, una colección de Cristos de marfil y otra de reliquias, completan un conjunto artístico que, al igual que las Descalzas, edificaron y fomentaron reyes. Felipe III, por ejemplo, del que Pedro de Répide recoge la siguiente crónica: "Tres días estuvieron los reyes con la emperatriz y, durante ellos, la villa encendió luminarias durante todas las noches en las calles. Las monjas organizaron fiestas en honor de sus egregios huéspedes. Hízose en la primera velada una comedia a lo divino, y en la segunda hubo sarao con baile, que era el halago mejor que podía ofrecérsele al rey D. Felipe III, que era un consumado bailarín, muy diestro en todas las artes de la danza"."Y así, sombrero en mano, que es como se baila la gallarda, salió el monarca de dos mundos, asido de la reina, avanzando hasta el medio de la sala. Una suave brisa de elegancia y mundanidad oteó el salón de las Descalzas Reales, y la emperatriz Doña María pudo rememorar aquella noche sus tiempos de soberana".

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