El sandinismo, entre la guerra y la revolución
El hambre empieza a ser palpable en Nicaragua
El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) celebró el 25º aniversario de su fundación con un desfile militar, un síntoma de la militarización que vive Nicaragua, donde todos los esfuerzos del Gobierno se centrarán en la guerra que amenaza acabar con la revolución. La amenaza viene de dos frentes, interior y exterior; y, atrapados en medio, los sandinistas conjuran una y otra vez al pueblo con la consigna "no pasarán" y el grito de "no conseguirán rendirnos por hambre".
Hasta ahora el Gobierno sandinista ha conseguido mantener en jaque a la contra, que no ha podido ocupar en firme ni un solo kilómetro cuadrado del territorio nicaragüense.El precio pagado ha sido muy alto, y no faltan hoy en Managua los augurios que anticipan la posibilidad de un desmoronamiento interno del régimen sandinista ante la ruina económica y el hambre, que empieza a ser algo palpable en Nicaragua. En una farmacia de un pueblo de Nicaragua, durante media hora, el enviado especial de este periódico pudo comprobar que de 10 clientes con receta, sólo uno pudo ser atendido. Otro recibió esta respuesta: "Mira, compa, te falta el sello de combatiente". En los ocho casos restantes la respuesta fue "no hay". A la pregunta de quién tiene la culpa de esto, una joven empleada hace un gesto y mira con los ojos hacia arriba. "¿Tiene la culpa Dios?", preguntó el periodista. "No, los culpables están más abajo", respondió la joven.
En restaurantes populares puede ocurrir que un niño de nueve años se acerque a un comensal y le pida con la mirada triste que le deje algo de comer. La revista Envío, publicada por el Instituto Histórico Centroamericano de Managua, indica que "a lo largo de 1986 la crisis económica se ha profundizado, y las perspectivas para hoy son verdaderamente negras". En el análisis de lo que la publicación llama "modelo de sobrevivencia popular" se refleja que la tasa de inflación en junio y julio ha sido superior al 1.000%. Para este año, las exportaciones serán 250 millones de dólares menos que el anterior: una caída del 20%. Añade la revista que "la indisciplina laboral en el sector productivo es creciente debido a la reducción de represión laboral y a la quiebra de los mecanismos básicos de estímulos e incentivos causados con la reducción del salario real de la clase obrera".
Con retribuciones de hambre, los asalariados carecen de incentivos para el trabajo. Un sueldo de una muchacha de la limpieza en un hotel de lujo anda por los 16.000 córdobas (no llega a 1.500 pesetas), el precio de una cena de dos platos y cerveza en un buen restaurante de Managua. En cambio, los que se dedican al bisneo (de business, negocio en inglés) pueden hacer su agosto a costa de la situación de penuria en que vive el pueblo. Esto crea un clima de desmoralización laboral.
Un tupido velo
Los sandinistas explican tal situación diciendo que "es con secuencia de la guerra de agresión". Esto corre un tupido velo sobre los propios errores y cierra automaticamente las puertas a cualquier forma de autocrítica. Sin embargo, el mismo reconocimiento de que la guerra tiene la culpa supone admitir que está consiguiendo sus objetivos de desgastar la revolución.El descontento se manifiesta cada día de manera más abierta, aunque los dirigentes sandinistas se muestran convencidos de que, a la hora de la verdad, el pueblo defenderá la revolución con las armas. La oposición legal en Nicaragua tiene otra opinión. Un veterano ex sandinista comparaba el acto del 25º aniversario del FSLN con el último Primero de Mayo del dictador Somoza.
Ahora en la plaza de la Revolución se grita "no pasarán" y Virgilio Godoy, presidente del Partido Liberal Independiente (PLI), establece el paralelismo con los días de la defensa de Madrid durante la guerra civil española. Según Godoy, "éste es un país que ha perdido la confianza en sí mismo, sin perspectivas de futuro". Esa falta de perspectiva provoca una continua sangría de jóvenes cuadros, que emigran al extranjero y tratan de quedarse fuera para siempre; ello lleva aparejado una descapitalización humana, que hace todavía más precaria la situación.
El servicio militar obligatorio llama a filas a los adolescentes a partir de los 16 años, y el de reserva abarca desde los 25 a los 40. La amenaza de la guerra ha dejado de ser un fantasma agitado de forma más o menos propagandística destinado a conseguir una mayor cohesión social en torno al proyecto revolucionario; para convertirse en una realidad casi palpable. El cese de las lluvias, la llegada de la estación seca, traerá consigo el peligro. En Nicaragua todos saben que la contra está obligada a demostrar que EE UU no le entregó los 100 millones de dólares (13.700 millones de pesetas) a fondo perdido.
Unos hablan de que la contra tratará de ocupar una parte de territorio para desde allí instalar un Gobierno provisional, que pediría ayuda a EE UU. "Reagan", añaden, "no puede permitirse una segunda edición de Bahía de Cochinos" (la fallida invasión a Cuba en abril de 1961). Otros hablan de un "bombardeo quirúrgico" de EE UU, que golpearía los puntos neurálgicos de abastecimiento militar. Un dirigente empresarial comentaba que la profusión de instalaciones militares entre la población civil causaría miles de víctimas, y acusa a los sandinistas de "refugiarse en su propio pueblo". Un político de la oposición parece haber recobrado el optimismo, desde su punto de vista, y considera posible "un desmoronamiento del régimen ante una acción espectacular estadounidenses". Las perspectivas, sin embargo, apuntan hacia un desenlace sangriento.
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