El Gobierno vasco reconoce que los "ertzainas" dispararon con postas en la liberación de Aguinagalde
El Gobierno vasco informó ayer que la brigada que liberó al industrial Lucio Aguinagalde era un grupo de investigación que se vio abocado a intervenir por la premura de tiempo. El Ejecutivo apuntó que los ertzainas estaban relajados en el momento de ocurrir los hechos, debido a que la cueva en la que se encontraban los secuestradores y su víctima tenía la puerta abierta, lo que podía inducir a pensar que ya se habían marchado, ya que transcurrió un cuarto de hora desde que los policías se identificaron a voces hasta que comenzó el tiroteo. La Ertzantza usó postas, y el Gobierno vasco no informó de la operación a Madrid. Fuentes del Ministerio del Interior precisaron anoche que ninguna policía está autorizada para utilizar postas.
El consejero de Interior, Luis María Retolaza, señaló durante una conferencia de prensa celebrada en Vitoria que Genaro García-Andoáin se trasladó en junio y julio al sur de Francia "llamado por la propia ETA para hacer de puente y enlace en las conversaciones entre la Administración central y la organización armada".Retolaza, subrayó que la Ertzantza entregó los detenidos al juez sin recurrir a la aplicación de la ley antiterrorista. "Se dirá que esta actitud disminuye la eficacia de la actuación policial, y ello puede ser cierto; pero no lo es menos que se salvaguardan mejor los derechos humanos ante el riesgo de que la policía se propase, y da más seguridad y confianza a la colaboración ciudadana que sabe que está ayudando a la justicia", indicó Retolaza.
En la reconstrucción oficial de los hechos, el Gobierno vasco informó que la primera detención, la del terrorista que fuera de la cueva decía buscar setas, se produjo a las 11 de la mañana. El joven reconoció ser de ETA y añadió que estaba realizando prácticas de tiro y que se encontraba solo. Los ocho miembros de la patrulla policial lo trasladaron hasta una carretera cercana, donde lo entregaron a otro grupo de ertzainas para que lo llevaran a Bilbao. Dos horas después la Brigada de Investigación llegó de nuevo a las inmediaciones de la cueva.
Allí, y según el Ejecutivo, comprueba que la piedra que anteriormente cubría la entrada estaba retirada, y tras sufrir una pequeña decepción por pensar que quien ahí estuviera podría haber huido, rodean el hueco y se identifican a voces. Tras un cuarto de hora, García-Andoáin va hacia la boca y con una linterna ve que dentro hay unos bidones. Pide voluntarios y un ertzaina se introduce por la pequeña abertura, de apenas 50 centímetros. Cuando tiene medio cuerpo dentro aprecia que en el interior hay alguien armado. Sale de nuevo, grita que se arroje todo el mundo al suelo porque hay personas con armas y entonces, desde el interior, sale un disparo que hace blanco en una piedra.
Inmediatamente se escuchan varios disparos, en ráfaga, procedentes del interior de la gruta. García Andoáin, que tiene a sus espaldas una pared rocosa y que, a pesar de estar armado, no lleva nada en las manos, resulta alcanzado por dos impactos y queda malherido.Los dos terroristas salen entonces de la cueva. Uno de ellos, el posteriormente huido, vuelve a disparar una ráfaga y logra escapar. El otro, alcanzado por uno o varios disparos de postas, cae y es detenido. Media hora después comienza el rastreo intensivo por toda la zona para detener al huido.
El Gobierno vasco subrayó que se disparó con postas desde unos 15 o 20 metros, distancia que junto con el tipo de munición usada es menos dañina que otras postas u otros disparos de pistola o metralleta. Se salía así al paso de acusaciones de que los nacionalistas, que criticaron intervenciones policiales con postas, no hacían lo propio en esta ocasión. El departamento de Interior del Gobierno vasco se mostró muy molesto por acusaciones de familiares del presunto etarra herido, aparecidas en Egin, en las que se indicaba que éste había recibido, una vez en el suelo, malos tratos por parte de la Ertzantza, y subrayó que la muerte de García-Andoáin no fue provocada por disparos de la propia policía autónoma, como también sugerían algunas informaciones periodísticas.
El Ejecutivo vasco recalcó que la brigada que participó en la liberación era de investigación y que se vio obligado a hacerlo por la premura de tiempo. El Gobierno vasco también señaló que no se pidieron refuerzos a otros cuerpos policiales y que Madrid se enteró de la operación por sus propios medios, no porque fuera informado por Vitoria.
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