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La mutua responsabilidad sobre las vidas humanas

El pueblo estadounidense pide protección frente a la agresión en vez de una mera capacidad de venganza en caso de ataque, indica Max M. Kampelman, cabeza de la delegación norteamericana en las negociaciones de Ginebra entre EE UU y la URSS sobre armas nucleares y especiales. La Unión Soviética tiene su propio programa de investigación y desarrollo de sistemas defensivos. Ya no es posible la seguridad unilateral y son necesarias reglas de comportamiento internacional responsable.

Hasta el presente, la disuasión sustentada en la vulnerabilidad mutua y el equilibrio del terror ha servido para evitar el estallido bélico entre el Este y el Oeste. Sin embargo, no ha alcanzado a impedir un imponente y amenazador rearme por parte de la Unión Soviética.Nuestro pueblo pide a su Gobierno protección frente a la agresión más que una mera capacidad para vengarlo una vez sufrido un ataque. Esta perspectiva de crear un factor de disuasión más estable es la que la investigación sobre medios de defensa estratégica nos ofrece. Lo que estamos investigando, sin traspasar en absoluto las limitaciones que imponen los acuerdos vigentes sobre control de arnamentos, es la posibilidad de que las tecnologías aplicables a la defensa, preferiblemente no nucleares, persuadan al agresor de que un eventual ataque por parte suya no alcanzaría sus objetivos.

Un análisis somero de los problemas estratégicos que hoy afrontamos ha de tener en cuenta que desde 1972, en que suscribimos el tratado SALT I y el tratado sobre dispositivos contra misiles balísticos (ABM) con la Unión Soviética, ésta ha desarrollado el mayor rearme de su historia. En ese tiempo la URSS, ha desplegado tres tipos nuevos y ocho versiones mejoradas de proyectiles balísticos intercontinentales (ICBM), cinco nuevos tipos de submarinos portadores de proyectiles balísticos, cuatro nuevos tipos y cinco versiones mejoradas de proyectiles balísticos de lanzamiento submarino (SLBM) y un nuevo bombardero intercontinental. Mientras tanto, Estados Unidos, en cambio, no ha desplegado ningún tipo nuevo de ICBM ni de bombardero pesado y sólo ha puesto en servicio un tipo, nuevo de submarino nuclear y otro de proyectil balístico lanzado desde submarino.

La Unión Soviética se ha dedicado durante muchos años intensamente a reforzar sus capacidades de defensa. Cuenta con el único sistema ABM en funcionamiento en el mundo y, además, acaba de modernizarlo. Posee el único sistema antisatélite y ha sido la primera en lograr la destrucción de un satélite en el espacio. Se estima que solamente el 10% de los satélites soviéticos no tiene algún tipo de función militar.

Además, la URSS prosigue la ejecución de un programa, ahora más intenso, de investigación en lo que es su propia versión de la SDI. Sus investigaciones en láseres son altamente complejas; no en vano fueron un científico norteamericano y dos soviéticos los que compartieron el Nobel por la invención del rayo láser. Para nosotros resulta sarcástico y, naturalmente, inaceptable que la Unión Soviética tenga como máxima prioridad la prohibición de nuestra investigación sobre defensa estratégica mientras sigue adelante con la suya.

A esas realidades responde la decisión del presidente Reagan de hacer más intensa la investigación sobre tecnologías para la defensa estratégica. Lo que hacemos en estos momentos es desarrollar un programa sólo de investigación. Y no decidiremos sobre la SDI sin nuevas y detenidas consultas con nuestros aliados. En 1972, el ministro soviético de Defensa, mariscal Gretchko, decía que el tratado ABM no imponía "limitación alguna sobre la realización de investigaciones y trabajos experimentales dirigidos a resolver el problema de defender a la URSS frente al ataque con proyectiles nucleares".

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Amenaza a la paz

Finalmente, ¿qué ocurriría si llegásemos algún día a la conclusión de que es posible dotarse de unos medios de defensa estratégica que permitirían un mundo más seguro? Querríamos entonces negociar con la Unión Soviética sobre la manera de fortalecer el factor disuasorio por ambos lados, a base de compartir los frutos de la tecnología y mediante la incorporación gradual de sistemas defensivos en las respectivas estructuras de fuerza. De hecho, ya hemos ofrecido iniciar ahora ese diálogo.

Hay quienes sostienen que la aplicación de la ciencia y la tecnología al armamento es una amenaza a la paz, pero en realidad la tecnología nos ha permitido sustituir armas grandes y terriblemente destructivas por otras pequeñas y con mucha más capacidad de discriminación. Hemos reducido así la capacidad explosiva real de nuestro arsenal en más de un 50%. Hemos eliminado prácticamente el riesgo de detonación accidental de cualquiera de nuestras armas nucleares, lo que no hubiera sido posible sin pruebas nucleares y desarrollo de la tecnología.

Proceso humanizador

Esperamos que llegue pronto el día en que las autoridades soviéticas comprendan que las sociedades represivas de nuestros días no pueden conseguir la estabilidad interna o una auténtica, seguridad. Confiamos en que los gobernantes soviéticos acaben por aceptar que el permitir que se produzca un proceso humanizador en su sociedad es algo que va en el mejor de sus intereses. Confiamos en que acaben por entender la necesidad de mostramos a los demás que la crueldad no es indispensable para su sistema.

Confiamos en que finalmente se den cuenta de que la aspiración leninista de alcanzar el comunismo por medio de la violencia no es posible en esta era nuclear. Confiamos en que las autoridades soviéticas se sumen a nosotros en la convicción comprometida de que nuestra supervivencia como civilización depende de la conciencia por ambas partes de que hemos de atenernos a reglas de comportamiento internacional responsable. Confiamos en ello, pero no podemos confiarnos.

Nuestra fortaleza militar contribuirá a disuadir del uso de la fuerza militar hasta el momento en que nuestras defensas estratégicas puedan cumplir esa función.

Nuestro esfuerzo ha de consistir en persuadir a los que hoy gobiernan la URSS de que, igual que los dos hemisferios del cerebro humano adecuan sus funciones respectivas dentro del cuerpo en bien de un todo coordinado y actuante, así deben los hemisferios del cuerpo político, el Norte y el Sur, el Este y el Oeste, derecha e izquierda aprender a armonizar sus aportaciones a un todo que sea saludable, constructivo y coordinado en la búsqueda de una paz en la libertad. Ese es el empeño de Estados Unidos.

Sabemos que ya no es posible conseguir la seguridad unilateral, sea por una retirada unilateral de escena o por el intento unilateral de conseguir la inexpugnabilidad. Necesitamos marchar hacia un acuerdo en el que se consagre la aceptación de la mutua responsabilidad hacia las vidas de los seres que pueblan todos nuestros países. Buscamos el desarollo de capacidades que pudieran ayudar a protegernos a todos del ataque nuclear. No hablamos de confianza mutua; lo que buscamos es una transformación del marco de nuestras relaciones.

Nuestro objetivo sigue siendo alcanzar un mundo más seguro y estable. La estrategia de la SDI sigue siendo la estrategia de disuasión aceptada por la OTAN. Y nuestra asociación con nuestros aliados sigue siendo la piedra angular del esfuerzo que invertimos en la SDI.

En la búsqueda de la paz no podemos ignorar las causas básicas de las tensiones existentes entre Estados Unidos y la Unión Soviética. La URSS es el único imperio que queda en nuestros días y el imperialismo tiene un coste muy alto, como Occidente mismo aprendió en su día. Parece que la elite soviética no ha llegado todavía a esa conclusión.

La economía soviética no presenta un buen funcionamiento. Como quiera que sea, constituiría una ligereza subestimar la fuerza de la URSS o de su amenaza a la paz. Su economía alcanza a rendir lo suficiente como para permitirle una sociedad en funcionamiento, un voluminoso potencial militar, una terrible fuerza policiaca interior y una presencia que llega a todas partes del mundo.

Max M. Kampelwu es negociador principal de Estados Unidos en las conversaciones de Ginebra sobre armamento nuclear y sistemas espaciales.

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