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Reagan lanza una 'cruzada nacional' contra la droga

Francisco G. Basterra

El presidente Ronald Reagan y su esposa, Nancy, lanzaron en la madrugada del lunes (hora peninsular), mediante un inhabitual discurso conjunto televisado al país, una cruzada nacional contra el cáncer de la droga, que cuesta a Estados Unidos 60.000 millones de dólares al año (más de ocho billones de pesetas). El presidente anunció ayer que el Gobierno federal gastará contra la droga 900 millones de dólares más (117.000 millones de pesetas) el próximo año (en total se dedicarán 3.000 millones). Las drogas "están amenazando nuestra sociedad y nuestros valores y minando nuestras instituciones", dijo.

Los Reagan se dirigieron a la nación, como "padres y abuelos", desde sus habitaciones privadas de la Casa Blanca, para movilizar a los ciudadanos en la batalla por conseguir una "América libre de drogas" y deshacerse de esta "nueva tiranía". El presidente anunció ayer la primera medida legal en esta cruzada, que comparó al esfuerzo de EE UU para ganar la II Guerra Mundial. Más de un millón de funcionarios federales, que ocupan puestos de responsabilidad delicados y relacionados con la seguridad nacional, serán sometidos a exámenes obligatorios para detectar si toman drogas. Los jefes de cada departamento decidirán quiénes son los que deben pasar las pruebas. La Administración concederá 60 días de gracia para que los empleados gubernamentales que quieran declaren sus problemas con los estupefacientes, para que sean ayudados.Ocho de cada 10 norteamericanos están dispuestos a someterse a estos controles en sus puestos de trabajo, según una encuesta publicada ayer por la revista Time. La epidemia de droga se ha convertido, artificialmente según algunos críticos, en el problema que más preocupa a los norteamericanos, por encima de la situación económica o las relaciones con la URSS. Es una crisis que tiene votos detrás y, sólo dos meses antes de unas importantes elecciones legislativas para renovar toda la Cámara baja y un tercio del Senado, el Congreso y la Casa Blanca compiten por ofrecer soluciones. En términos cuantitativos, el problema de la droga no ha aumentado en EE UU en los últimos años, pero sí se ha producido un cambio cualitativo, con la heroína dejando paso al consumo de cocaína, especialmente peligrosa en su forma de crack (cocaína barata que se fuma).

En esta batalla contra un enemigo que fundamentalmente está dentro del país, EE UU es el primer consumidor mundial de droga, Reagan se niega por el momento a utilizar el Ejército dentro de las fronteras nacionales. La semana pasada, la Cámara de Representantes votó una ley que obligaría al presidente, si finalmente la aprueba el Senado -lo es que muy improbable- a desplegar a las fuerzas armadas para impermeabilizar las fronteras y perseguir a los traficantes. El plan anunciado ayer por Reagan no recoge esta posibilidad, aunque dedicará 500 millones de dólares a proteger las fronteras. Un objetivo prioritario es la protección de las escuelas. Se aumentarán sensiblemente las penas contra la distribución de estupefacientes en las proximidades de los colegios. Ayer comenzaron a repartirse en todos los centros educativos un millón de copias de un manual anti-drogas en el que se confirma la posibilidad de que los directores ordenen registros de los estudiantes.

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