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FINALIZA EL 43º FESTIVAL DE VENECIA

Rohmer obtiene el León de Oro con el filme 'Le rayon vert'

El León de Oro, a pesar de la reticencia de buena parte del jurado, ha sido para Le rayon vert, de Eric Robmer, película favorita de la crítica y representación de la poderosísima industria cinematográfica francesa, que en los últimos cuatro años nunca se ha vuelto de vacío de su visita a la Mostra. El gran premio especial del jurado fue para el filme soviético La paloma salvaje, de S. Soloviev, y para la obra del italiano Francesco Maselli Storia d'amore. El León de Plata al mejor filme fue para la producción argentina Película del rey, de Carlos Sorin. El filme noruego X, de Oddvar Einarson, recibió un premio especial del jurado. La Organización Católica del Cine premió la película de Rohmer y otorgó una mención a El silencio del poeta, de Peter Lilienthal. Valeria Golino (Storia Zamore) y Carlo defle Piane (Regalo di natale) fueron los actores premiados por el jurado.

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Perversiones venecianas

En estos momentos el cine galo es el más importante de Europa, el único que se plantea alternativas globales para el continente que sirvan para limitar la influencia estadounidense. Sus fórmulas y maniobras pueden ser discutibles, pero no lo es ni la voluntad de liderazgo ni el que éste se asienta sobre un fuerte mercado interior.Además, los pequeños gestos de relaciones públicas también tienen su peso y cada año el ministro de Cultura de turno ha ido al Lido para apoyar el trabajo de sus cineastas y, en esta ocasión, François Leotard ha aprovechado la ocasión para condecorar a Gian Luigi Rondi, director del certamen y hoy figura muy discutida.

Pero ha habido también escándalo, porque uno de los jurados ha dimitido -concretamente Nanni Moretti-, aunque después ha reconsiderado su decisión. ¿Por qué lo ha hecho? Pues, precisamente, porque ahí intervienen intereses políticos que incluyen tanto la posible continuidad de Rondi en su cargo -cada cuatro años debe renovarse el director de la Mostra, pero ahora se intenta prolongar el mandato- como la inconveniencia de que la lista de galardones acogiera un filme soviético y otro dirigido por un cineasta de filiación comunista, Francesco Maselli.

Compensaciones

Porque Maselli ha sido el gran perjudicado -y beneficiado, válgase la paradoja- del pasteleo en el que se ha visto sumergido el jurado. Cuando ya se le consideraba ganador del León de Oro, uno de los jurados italianos ha optado por cambiar el sentido de su voto, a pesar de la defensa que antes había hecho de Maselli. Si Rondi es de filiación democristiana y es partidario de contentar a todos, el encabezar la lista de leones con la proletaria Storia d'amore y continuarla con el soviético Soloviev y su La paloma salvaje, no sólo no respondía a esa voluntad, sino que marginaba al cine francés. Los otros países -Suiza, RFA, España, Grecia, etcétera-, en este caso, son periferia del imperio y no suponen un problema.La paradoja referida a Storia d'amore pasa en que para compensarla, a ella y al cine italiano, se la menciona tanto como premio especial del jurado como merecedora del reconocimiento a la mejor interpretación femeniná en la persona de Valeria Golino, lo que no es injusto, y que se incluya a Carlo delle Piane a título de mejor actor por su buen trabajo en la execrable Regalo di Natale, de Pupi Avati.

El argentino Carlos Sorin se lleva el León de Plata a la mejor opera prima por La película del Rey. Es una decisión discutible, pero razonable. No existía una favorita clara y tenía iguales méritos que otras, como El hermano bastardo de Dios, de Benito Rabal, cuyo nombre -al igual que el de Pilar Miró, pero ésta para otros apartados- también se tia barajado en la agitada reunión del jurado, en cerrado en el hotel Danieli y rodeado de camareros que eran testigos de las dudas y polémicas, de los portazos de Moretti o de la sorpresa e indignación que causaba el que un voto anunciado se convirtiera en otra cosa.

Olvidados

Que para la noruega X hayan sido los elogios técnicos está bien como se comprende que la Fipresci, conmocionada por el reciente atentado contra el general Pinochet y por el valor documental de Acta general de Chile, haya optado por hermanar a Miguel Littin con Eric Rohiner. En realidad, el palmarés en sí no tiene nada de provocador, aunque haya olvidado a Bertrand Tavernier, Theo Angelopulos y James Ivory, este último probablemente perjudicado por los conflictos legales que se hubieran podido derivar de su irregular situación reglamentaria.

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