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Reportaje:

Análisis de la 'movida' en la universidad de verano de Santander

Tres mesas redondas, con participación de críticos, escritores y algún músico, más una videoteca a pleno rendimiento y numerosas y divertidas fiestas nocturnas han hecho que durante cinco días consecutivos se hablara y escribiera en Cantabria acerca de la capital de España. "Madrid, ciudad abierta" fue el título del seminario desarrollado en la UIMP por la comunidad autónoma matritense, que ha culminado sin que se encontraran las raíces que se investigaban. "Ni siquiera hemos hallado la teoría de Madrid, pero habrá que buscarla", comenta el coordinador de estas jornadas, Juan Carlos Laiglesia.

A caballo de la movida trasladada a Santander, que en palabras de Jorge Berlanga es sólo una explosión de "cotilleo y viboreo", el escritor Ramón Mayrata dejó dicho en el salón de la Reina, del palacio de la Magdalena, que "las raíces que se buscaban no existen desde hace mucho ni en Madrid ni en el conjunto del país, porque la cultura española es algo desenralzado y lo único que se hace es imitar lo exterior". Y es que la cultura, según los embajadores de la movida madrileña en el verano 86 de Cantabria, hunde todavía sus raíces en los años sesenta del desarrollismo y se basa, antes que nada, en la imitación de patrones extranjeros.

Los conciertos de pop-rock, los muy afligidos tangos de Antonio Bartrina con sus gauchos del malevaje -que no los castizos chotis- y demás parafernalia folclórica en las noches de la UIMP y de las discotecas locales tuvieron, obviamente, más éxito de público que los debates en el aula. Esto es, las manifestaciones lúdicas superaron en expectación al intento de encontrar las raíces y al examen de las peculiaridades de la estética de la capital de España en el fin de siglo.

Sin elitismos

Araceli Pereda, de la Dirección, General de Cultura de la comunidad madrileña, manifestó en Santander que "no se podrá hacer cultura si las asociaciones e instituciones privadas no participan y apoyan económicamente este proyecto de desarrollo. Se trata de evitar que alguien pague la creación del artista con la coacción que ello supone en la creatividad personal". Según ella, la función de las entidades públicas ha de ser de soporte y base y hallarse libre de impulsos elitistas.Reveladores fueron los datos aportados por Enrique Moral, concejal de Cultura del ayuntamiento madrileño, según los cuales hace tres años el 45% de la población de Madrid tenía una edad inferior a los 35 años y se observaba una tendencia mayoritaria de izquierdas junto con un alejamiento de las posiciones extremas, tanto por la izquierda como por la derecha; a la vez, podía percibirse un enfriamiento en los sentimientos religiosos de la mujer. Según Moral, el movimiento cultural hubiera sido impensable en Madrid durante estos últimos años sin el apoyo de las instituciones. En sus Juicios ha habido una coincidencia con Araceli Pereda: "La cultura es la manifestación de la libertad, y ya no existe ese concepto elitista que antaño se tenía de ella".

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