Comedia necrófila

Dentro de las tradicionales comedias de adolescentes o jóvenes universitarios deseosos de tener sus primeras relaciones sexuales o, como mínimo, de retozar abrazados lo más fuertemente posible a una persona del sexo opuesto, Creator es una excepción. Si la pareja formada por Vincent Spano y Virginia Madsen se adapta a la convención, el que ella sufra un derrame cerebral ya hace que de la tontería rosa pasemos a otra de corte melodramático.Lo que sí queda ya al margen de las normas es la otra pareja, la compuesta por Peter O'Toole y Mariel Hemingway. Primero, porque él sigue enamorado de su mujer, muerta hace años, y pretende reconstruirla a partir de unas pocas células; segundo, por la diferencia de edad que separa a los dos protagonistas, y tercero, porque la excentricidad de Peter O'Toole viene reforzada por el tópico modo en que nos es dibujado el resto de los profesores, muy en la línea de los risibles claustros de todas esas universidades cachondas con las que determinadas películas americanas pretenden demostrar que a enseñantes ridículos, alumnos oligofrénicos.

La rareza

Ivan Passer es un compatriota del checoslovaco Milos Forman que ha tenido menos suerte. También es verdad que su talento es menor, pero en Creator queda muy claro que sabe lidiar con materiales de derribo y aportar una cierta dosis de dignidad profesional a situaciones que difícilmente la merecen. Toda la reaccionaria fábula inventada por Jeremy Leven, con jóvenes tortolitos que superan los dramas gracias a los milagros, se sostiene en las dotes histriónicas del contrapunto encarnado por O'Otole, con su pasión necrófila que, sólo al final, desaparece para dar paso a una tampoco habitual preferencia por las jovencitas descaradas.En conjunto la película es rara, y ésa es su mejor virtud, lo que la distingue de sus compañeras de cartelera y género, aunque no hay bastante imaginación ni profundidad como para llevar hasta sus últimas consecuencias lo que sí aparece bien esbozado en la primera parte, cuando la comedia aún reina sobre el folletín y es posible creer que el profesor Wolper, interpretado por O'Toole, no es tan sólo un premio Nobel pintoresco y divertido, sino también un nuevo Frankenstein, un creador que desafía a Dios.