Una triste actuación
THE WASHINGTON POSTLa Administración Reagan ha intentado jugar los dos papeles respecto a la sentencia del Tribunal Internacional sobre la violación por Estados Unidos del Derecho Internacional en Nicaragua. Eligió no defenderse de las acusaciones nicaragüenses, pero ahora protesta la decisión del tribunal. Primero parecía que la Administración temiera que su caso fuera débil, y ahora suena como un pobre perdedor. ( ... )El Tribunal Internacional no es un tribunal en el sentido de que interprete y refuerce un cuerpo de ley que controle la política de los Estados soberanos. Sin embargo, además del campo limitado de casos que los Estados han acordado someter a su jurisdicción, se encarga de custodiar el denominado Derecho Internacional, un útil y reconocido patrón con el que la mayoría de las naciones quiere medir sus políticas. Los norteamericanos consideraron válido el tribunal en la crisis de los rehenes en Irán. Solamente cuando Managua solicitó que condenara la política de Estados Unidos comenzó la Administración Reagan a encontrarle faltas a sus miembros y a sus métodos. El tribunal tuvo un definido comienzo al acoger una queja que concernía a un conflicto armado. No obstante, una Administración activa y segura debía haberse dado cuenta de que contaba con un buen foro para responder.
¿Por qué la Administración Reagan rechazó esta oportunidad? La defensa obvia era que Estados Unidos, al apoyar a la guerrilla nicaragüense, está inmersa en la autodefensa colectiva contra un Gobierno que apoya a la guerrilla salvadoreña. ( ... )
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