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Moscú niega que los SS-25 violen los acuerdos sobre armas estratégicas

Pilar Bonet

La Unión Soviética ha negado las acusaciones norteamericanas de haber violado el tratado SALT II (1979) sobre armas estratégicas al desplegar los cohetes SS-25 y ha manifestado que el eventual rechazo estadounidense de ese acuerdo, anunciado por el presidente Ronald Reagan, dificulta la celebración de la cumbre entre los dirigentes de ambas potencias.En una conferencia de prensa celebrada ayer, el viceministro de Asuntos Exteriores, Alexander Besmertnik, y el viceministro de Defensa y jefe de Estado Mayor, Sergei Ajromeiev, salieron al paso de las acusaciones norteamericanas y examinaron las relaciones entre los dos países.

Ajromeiev desmintió que la URSS hubiera desarrollado dos misiles antibalísticos intercontinentales (ICBM), lo que sostiene EE UU, en contra de las previsiones del SALT II, que prevé el desarrollo de uno solo de tales misiles. Según el alto cargo militar soviético, el cohete SS-25 -que, según los norteamericanos, viola el tratado SALT II- es la versión modernizada del SS-13 y su realización no contraviene el citado acuerdo.

La idea expresada por Ajromeiev para explicar la tesis de la violación del SALT II por parte de la URSS se basaría en una infravaloración del SS-13 y una supravaloración del SS-25. Según Ajromeiev, EE UU no considera en la carga lanzdda del primero los medios para franquear los sistemas antibalísticos del enemigo ni los aparatos de dirección del cohete, pero contabiliza en el segundo los aparatos de experimentación que acompañan a la carga lanzada.

El radar de Krasnoyarsk, en Siberia, que, según los norteamericanos, viola el tratado antibalístico de 1972 (ABM), no supone tal violación, según los representantes soviéticos, quienes afirmaron que su fin es el seguimiento de objetos norteamericanos y soviéticos en el cosmos y que no tiene nada que ver con el acuerdo ABM. Ajromeiev manifestó que el radar en construcción en Groenlandia (Thule) y el que va a construirse en el Reino Unido (Flylingdale) violan las disposiciones del ABM, pero la URSS estaría dispuesta a interrumpir la construcción del radar de Krasnoyarsk si los norteamericanos desmontan lo que tienen construido en Groenlandia.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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