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Umbral y Vicent estructuran en "tribus urbanas" la creación de nuevos lenguajes

Los escritores Francisco Umbral y Manuel Vicent analizaron ayer las fuentes de nuevos lenguajes dentro de la programación especial que Radio El País ofrece desde el Palacio de Cristal del Retiro, de Madrid, recinto en el que se muestra al público la exposición EL PAÍS, como es. Estas fuentes son, para Umbral, el mundo de las drogas, el de las cárceles de jóvenes y el de la homosexualidad. Vicent dijo que dichos entornos inventan palabras para defenderse, y señaló como mayor modernez del lenguaje "el deseo de ser negro", en el sentido de que los jóvenes europeos de hoy "tienden a expresarse con el cuerpo".

Al debate estaba previsto que asistiera también Manuel Vázquez Montalbán, pero el avión en el que debía trasladarse a Madrid se retrasó. Umbral se refirió a la manera de expresarse de los políticos: "Ha evolucionado poco", dijo. "Se ha cambiado la jerga franquista por la de la democracia, pero sigue sin ser un lenguaje inteligible". Según su versión, las formas de expresión de los intelectuales se han empobrecido porque "en tiempos de Franco la censura hacía que el escritor buscase veinte maneras de decir la palabra muslo sin decirla. Ahora mucha gente: escribe de una manera más directa, y el discurso frontal que resulta a mí no me interesa demasiado".Para Francisco Umbral, el lenguaje de la calle es el único renovador, sobre todo en la juventud y sus grandes mundos: el de la droga y el de la homosexualidad, vistas como alicientes, y el de las cárceles de jóvenes, como "poder difusor donde se realiza la utopía de la libertad y se crean y se imaginan palabras porque no se tiene nada que hacer y para que no, las entienda ese alguien que siempre puede estar escuchando".

Vicent dijo que el lenguaje es "la manifestación del movimiento", y que los estamentos cristalizados, "como el clero, los militares, la judicatura o el de los casinos de los pueblos, hablan exactamente igual ahora que hace años". Para él, el lenguaje marginal surge "en defensa de la tribu", que inventa palabras para defenderse, aunque la sociedad española, que está muy interpenetrada, las asume. "Cuando las palabras de enmascaramiento", señaló, "llegan a los grandes almacenes o la señora de los chufos llama pipa a la pistola, las fuentes hablan ya de otra manera".

Manuel Vicent ve como una gran conquista de los jóvenes de ahora "el acomodarse a la cultura negra". 'Los jóvenes no hablan", dijo, "se comunican, y esto es puramente negro. Los negros se palpan, se empujan, se miran, cantan, bailan y se expresan con el cuerpo. Son muy físicos, y su cultura es potentísima. La juventud española está asumiendo esta forma de expresión. La modernez más absoluta es el deseo de ser negro". Según el escritor, los jóvenes de Nueva York o Brasil, imitando a los negros, se expresan con el trasero, "y esto a Europa acaba de llegar, porque el católico anglosajón al culo no le daba la menor importancia".

Sobre este asunto, Umbral ha bló de "las fórmulas infinitas" de los metalenguajes. Afirmó que el lenguaje convencional oculta más que expresa, y achacó, el mutismo de los jóvenes a su rechazo de la forma convencional de expresarse de los adultos.

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