Estados Unidos presenta a los 'siete' un proyecto de reforma del Sistema Monetario Internacional

La presentación por Estados Unidos de un proyecto de reforma del Sistema Monetario Internacional (SMI), las tensiones originadas por la depreciación del dólar y la petición de Italia y Canadá de incorporarse al restrictivo grupo de los cinco (los grandes de las rmanzas occidentales EE UU., Japón, República Federal de Alemania, Francia y el Reino Unido) caracterizaron los aspectos específicamente económicos de la cumbre de los siete de Tokio, que concluirá hoy con la aprobación de un comunicado sobre la necesaria coordinación de reajustes económicos, la situación monetaria, las negociaciones comerciales y la ayuda a los países en vías de desarrollo.

La iniciativa de Estados Unidos en favor de una mejora del Sistema Monetarío Internacional no es, en realidad, ninguna novedad, en opinión de los expertos, ya que es similar, según fuentes financieras japonesas, a la sugerida en la última sesión del comité interino del Fondo Monetario Internacional y del grupo de los diez, que reúne a los principales países industriafizados de Occidente.La cuestión monetario fue objeto de discusiones entre Ronald Reagan y el primer ministro de Japón, Yasuhiro Nakasone, este último visiblemente inquieto por el cariz negitivo, que tiene sobre las exportaciones niponas la constante depreciación del dólar en relación con el yen y con otras divisas occidentales.

Aunque todos los ministros de Economía o de Finanzas participantes en la cumbre, de, Tokio manifestaron su interés en corregir los excesivos movimientos erráticos de las divisas occidentales, no es previsible que Estados Unidos haga nada para detener una caída del dólar, utilizada como medida correctora para frenar sus importaciones y, en consecuencia, reducir el importante déficit comercial estadounidense (de casi 150.000 millones de dólares).

Los ministros de Finanzas se mostraron satisfechos por la coordinación y las medidas adoptadas por el grupo de los cinco el pasado mes de septiembre, en pro de una reducción común de los tipos de interés, lo que contribuyó a una baja del dólar (considerado entonces sobrevalorado), a la reducción de la inflación y, en definitiva, a la aparición de un futuro más brillante para la economía occidental.

Fue prebisamente el capítulo del grupo de los cinco, el exclusivo club monetario de los supergrandes en el que con o sin la aureola de la cumbre se toman las decisiones importantes, lo que marcó la primera jornada de la reunión de Tokio.

Italia y Canadá se consideran discriminados al no pertenecer al club y desean que la conferencia de Tokio amplíe el foro a siete, para lo cual cuentan con el apoyo de Estados Unidos, pero también con las reticencias de otros miembros.

El ejemplo alemán occidental

El Gobierno francés y un portavoz de la Comisión Europea se mostraron contrarios a la ampliación del club de los cinco. "Quiero que se sepa que no estoy de acuerdo", dijo François Mitterrand durante la primera reunión en que se abordó el tema.Los ministros de Finanzas tampoco lograron un compromiso para fijar la fecha de una nueva ronda de negociaciones comerciales en el Acuerdo General sobre Tarifas y Comercio (GATT), aunque se espera que el comunicado final de la cumbre de la capital japonesa aluda hoy a las necesidades de combatir las tendencias proteccionistas en el mundo, pida veladamente una mayor apertura del mercado japonés y prometa una vez más, la cooperación entre países desarrollados y países en vías de desarrollo.

Sobre las presiones que algunos países están teniendo para modificar sus políticas económicas en favor de un aumento de la demanda interna, el canciller (jefe de Gobierno) de la República Federal de Alemania (RFA), Helmut Kohl, se apresuró a declarar que la economía de su país es un buen modelo para otros países.

El Gobierno de Bonn rechazaba así las sugerencias para cambiar su filosofía económica y recordaba cómo la inflación se ha reducido a cero, al tiempo que una moderada tasa de crecimiento incide en una paulatina reducción del desempleo y el turismo y otras actividades económicas llevan más de 18.000 millones de dólares cada año a las economías de otros países.