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VIOLENCIA EN EL MEDITERRÁNEO

Washington confía en que Gorbachov no suspenderá la 'cumbre' con Reagan

Francisco G. Basterra

Las reiteradas señales que está enviando el líder soviético Mijail Gorbachov de que viajará este año a Estados Unidos para reunirse con el presidente norteamericano, Ronald Reagan, y la decisión de Europa de seguir estrechando el cerco al régimen libio de Muammar el Gaddafi con nuevas sanciones, fueron recibidas ayer con satisfacción en Washington, una semana después de que Estados Unidos atacara Libia, provocando tensiones en la OTAN y en las relaciones con la URSS.Son éstas las primeras noticias positivas tras unos días en los que Washington ha aguantado una oleada internacional de críticas, sin precedentes desde la guerra de Vietnam. "Pensamos que la cumbre se celebrará este año como estaba previsto y estamos dispuestos a discutir una agenda amplia con Moscú, incluido el tema del terrorismo", dijo ayer un portavoz de la Casa Blanca.

Despejada de la esperada retórica, la reacción de la URSS al bombardeo de Libia ha sido bastante moderada, según fuentes de la Administración. Los soviéticos están tratando de retrasar la cumbre, que Reagan hubiera preferido en julio y que probablemente se celebrará en noviembre o diciembre, para presionar a EE UU en las cuestiones de control de armamentos, pero en ningún caso quieren suspenderla.

¿Un nuevo ataque?

La Administración guarda desde hace 72 horas un silencio absoluto sobre nuevas acciones contra Gaddafi si éste repite ataques terroristas contra EE UU. La reacción de la Comunidad Europea, que ayer adoptó en Luxemburgo nuevas medidas contra Libia, se presenta como un triunfo de la política norteamericana que, a través de la acción militar y bajo la amenaza de un nuevo ataque, está consiguiendo que los aliados se decidan a hacerle más dificil la vida a Gaddafi. Continúan, sin embargo, las críticas a la posición europea, calificada de pusilánime por no haber apoyado el ataque. El alcalde de Nueva York, Edward Koch, afirmó el domingo que EE UU debería castigar a los aliados retirando tropas de Centroeuropa y llevándolas al Reino Unido, el único país que apoyó a Washington la semana pasada. La Embajada española en Washington recibió la semana pasada, al día siguiente de la operación militar, decenas de llamadas de norteamericanos indignados por la negativa de Madrid de dejar utilizar el espacio aéreo español a los bombarderos FB-111.Especialistas de la CIA citados por The Washington Post aseguran, por su parte, que Gaddafi se encuentra sumido en una profunda depresión tras el bombardeo de su cuartel general, que provocó la muerte de su hija adoptiva e hirió a otros dos de sus hijos, según informaciones del espionaje norteamericano. El líder libio, cuyo derrocamiento, si no su desaparición fisica, aparece claramente como el objetivo número uno de Reagan y de su operación militar Cañón El Dorado, está manifestando según esas fuentes extravagantes cambios de humor propios de una personalidad maníaco-depresiva.

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