La oleada terrorista, una amenaza para el turismo griego
M. ÁNGELES ESPINOSA ENVIADA ESPECIAL, Grecia es segura. Ésta es la idea que las autoridades de Atertas quieren transmitir con una campaña publicitaria lanzada en Estados Unidos hap el lema Go to Greece go home (Ir a Grecia es ir a casa) y con un presupuesto de tres millones de dólares (unos 450 millones de pesetas). Se trata de contrarrestar las eventuales repercusiones negativas sobre el turismo de la oleada terrorista que durante el último año sacudió a los países mediterráneos. La Oficina de Turismo griega calcula en algo menos del 20% el descenso de los ingresos globales por ese concepto en el presente ejercicio, pero, en opinión de los operadores turísticos, ese porcentaje se superará con creces.
De momento no hay evidencia de descenso del. turismo como consecuencia, directa de la explosión, el pasado 2 de abril, de una bomba a bordo de un Boeing 727 de la compañía norteamericana Trans World Airlines, (TWA), que causó cuatro muertos y varios heridos. No obstante, las diversas fuentes consultadas en Atenas coinciden en señalar que, de hecho, la reducción ya se había materializado desde junio de 1985, cuando se produjo el secuestro, en espacio aéreo riego, de un avión de la misma compañía que volaba de Atenas a Roma."No ha habido una reacción inmediata. Eso se verá en los próximos años", afirma Dinos Arbanetis, presidente del sindicato griego de agentes de viajes. "Ahora estamos sufriendo las consecuencias del secuestro del año pasado. No ha habido anulaciones, porque no había reservas", agrega Arbanetis.
Grecia recibió un total de 7.039.428 turistas en 1985 (1.012.162 más que el año anterior), lo que, en términos porcentuales, supone un incremento del 16.8% en el número de visitantes. En principio, estas cifras pueden dar la impresión de que el mencionado secuestro no influyó de forma efectiva sobre el volumen de entradas, pero debe tenerse presente que los mayoristas de viajes hacen sus previsiones y reservas con casi un año de antelación.
Por otra parte, hay que diferenciar entre el número de visitantes y los ingresos que éstos generan. En este sentido, es significativo que el único grupo que disminuyó el año pasado respecto de 1984 es el de procedencia norteamericana. Si bien es cierto que los turistas estadounidenses no suponen siquiera el 10% del total, su gasto per cápita es muy superior al del resto. "Es un turismo de lujo. Van a los mejores hoteles, y lo que deja cada uno de ellos equivale al gasto de cinco europeos", afirma Arbanetis.
Son precisamente esos hoteles y restaurantes de lujo los que más han notado el descenso. Ese -1,8% que, en principio, no parece elevado, resulta muy superior si se consideran las expectativas no cubiertas. Dado que el incremento total de turistas en 1985 fue del 16,8% respecto a 1984, la disminución real ha sido muy superior. Y si no, que se lo pregunten a los taxistas especializados en recorridos turísticos. "Claro que se ha notado. Los norteamericanos son los únicos que gastan. Los españoles; y los italianos no tienen mucho dinero; los británicos, tampoco, y frairlceses y alemanes no son demasiado espléndidos", afirma uno de los conductores de,esos taxis de lujo que esperan a la puerta de los. hoteles de la plaza de Sintagma.
El turista norteamericano paga una media de 3.000 dólares (unas 450.000 pesetas) por un forfait en Grecia de entre una semana y 10 días. Aproximadamente el 50% de esa cantidad se queda en EE UU -repartido entre la comisión del operador turístico (un 20%) y el precio del billete de avión (un 30%)-, y otro tanto entra en Grecia. Si se añaden los cerca de 1.000 dólares que viene a gastar cada uno de ellos en ese período die tiempo, resultan unos ingresos medios por cada visitante estadounidense de 2.500 dólares.
Fuentes de la Embajada estadounidense en Atenas reconocen que han recibido algunas cartas de ciudadanos norteamericanos que piden información sobre el riesgo de viajar a ese país. "No hay garantía absoluta contra el terrorismo, como tampoco la hay contra los accidentes de tráfico, pero siempre es mejor utilizar los cinturones de seguridad", declara a EL PAÍS un funcionario de la embajada. La misma fuente reconoce que, tras los últimos incidentes y amenazas contra ciudadanos estadounidenses, les aconsejaban "tomar precauciones razonables".
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