Triunfo liberal en Colombia

LAS ELECCIONES que se han desarrollado el domingo en Colombia tenían como objetivo elegir el Congreso y el Senado de la nación, y también las asambleas departamentales y los municipios; sin embargo, su principal significado es que sirven de primarias para las presidenciales que se celebrarán el 25 de mayo. De la figura política que resulte elegida en esa fecha para suceder a Belisario Betancur dependerá en gran medida la orientación de la política colombiana en los próximos cuatro años. En ese orden, los comicios del domingo aportan una indicación bastante clara. El partido liberal aparece como vencedor con un margen amplísimo y en unas condiciones particularmente favorables en cuanto a niveles de participación y mantenimiento del orden ciudadano.Es indispensable, para medir los efectos de estas elecciones, considerarlas en función de lo que han sido los cuatro años de presidencia de Betancur. Su victoria en 1982, como candidato del partido conservador, constituyó una sorpresa, ya que en las elecciones legislativas de unos meses antes habían triunfado los liberales. Pero la división del voto liberal, debida a la candidatura de Luis Carlos Galán, en nombre del Nuevo Liberalismo, permitió el triunfo conservador. El programa de Betancur en el desempeño de la presidencia aportó nuevas sorpresas: con una audacia política que no había tenido ningún presidente anterior, Betancur abordó una empresa histórica: poner fin a la lucha guerrillera, que ha sido durante 40 años una constante de la realidad colombiana. Inició, precisamente en Madrid, negociaciones personales con deterrninados jefes guerrilleros. Se firmaron importantes acuerdos de tregua. Es cierto que la trágica matanza de noviembre de 1985, causada por el asalto del M-19 al Palacio de Justicia, ha puesto de relieve el fracaso relativo de esos esfuerzos de pacificación. Pero ello no borra otros resultados concretos que han sido consolidados: una de las formaciones guerrilleras de más abolengo, las FARC, ligadas al partido comunista, se ha reconvertido en organización política, la Unión Patriótica, que se ha presentado a las últimas elecciones; sus resultados han sido modestos, pero estará presente en las cámaras.

En los acuerdos de tregua firmados entre el Gobierno de Betancur y diversos movimientos guerrilleros, el prímero asumía compromisos importantes en orden a poner en marcha reformas profundas, tanto en el terreno político como en el social y económico. Es evidente que tales reformas no son posibles en un plazo corto; pero no sería justo negar a Betancur el mérito de haber reconocido esa relación de fondo entre el cese de la lucha armada y la iniciación de reformas. Este problema va a seguir pendiente durante la próxima presidencia porque afecta a las raíces mismas de la situación en la que vive Colombia.

Después de las elecciones del domingo surge la pregunta de si se va a repetir la experiencia de 1982: es decir, que la división del voto liberal facilite un eventual triunfo conservador. Luis Carlos Galán, el líder del Nuevo Liberalismo, opuesto a la línea oficial del partido, con su imagen de político joven, expresa aspiraciones reales de una parte de la sociedad al postular una renovación de la vida política colombiana. Sin embargo, los resultados del domingo indican una victoria arrolladora del partido liberal oficial; incluso en la capital, en la que Galán obtuvo en 1982 una clara victoria, ha quedado esta vez por debajo de sus esperanzas. Probablemente ha influido sobre los electores liberales el recuerdo de 1982 y la voluntad de reforzar el partido, para evitar que se pueda repetir la misma experiencia.