_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Un momento excelente para el control de armamentos

El autor, senador demócrata por Massachusetts(EE UU), visitó Moscú recientemente. Dos de sus colaboradores, Lawrence C. Horowitz y Thomas K. Longstreth, le acompañaron en su visita le ayudaron a preparar este trabajo.

Más información
Giorgi Arbatov: "No se puede construir la seguridad mediante las armas"

Después de años de duras conversaciones y mutuos recelos, Estados Unidos y la Unión Soviética están hoy más cerca de un avance importante en materia de control de armas nucleares que en cualquier otro momento a partir de 1979. Ahora resulta posible perfilar una serie de acuerdos de enorme importancia que, con la suficiente voluntad política por ambos lados, puedan llevarse a término en los próximos años.Las dos partes están más próximas en relación con estas cuestiones de lo que cualquiera de ellas haya admitido hasta ahora. Si se pueden salvar las diferencias finales es posible que se alcancen acuerdos mutuamente verificables con objeto de conseguir los siguientes objetivos:

1. La eliminación en Europa de todas las fuerzas nucleares estadounidenses y soviéticas de alcance medio.

2. La suspensión de toda futura prueba de armas nucleares.

3. Una drástica reducción de misiles pesados de cabezas múltiples con base en tierra. Esto estaría unido a la prohibición del desarrollo y despliegue de sistemas defensivos con base en el espacio, al tiempo que se permitiría la investigación sobre tales sistemas.

Mi creencia en que tal avance puede realizarse se basa tanto en mi experiencia como miembro de un grupo del Senado que estuvo siguiendo las conversaciones sobre armamento de Ginebra el año pasado como en mis largas reuniones a comienzos de este mes con el secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética, Mijail Gorbachov, y con el ministro de Asuntos Exteriores soviético, Edvard Shevardnadze.

En su más reciente propuesta pública, Mijail Gorbachov anuncié su buena disposición a retirar de Europa todos los misiles SS-20 soviéticos si Estados Unidos retira de la misma sus Pershing 2 y sus misiles de crucero, y si el Reino Unido y Francia consienten en frenar el desarrollo de sus sistemas de misiles nucleares.

La oferta de Gorbachov parecía ser una aceptación parcial de la propuesta cero-cero del presidente Reagan, que habría prohibido todas las fuerzas nucleares estadounidenses y soviéticas de alcance medio cualquiera que sea su base.

Inicialmente formaba parte de un paquete más amplio, en tres fases, tendente de manera ostensible a eliminar las armas nucleares. En ese momento, el problema principal en relación con la oferta de Gorbachov era que la aceptación por parte de la URSS de la posición estadounidense parecía estar ligada a la demanda soviética de que Estados Unidos abandone la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI) de Ronald Reagan, la propuesta denominada guerra de las galaxias.

Mijail Gorbachov me dijo explícita e inequívocamente que no existía ninguna precondición para negociar la inmediata retirada de suelo europeo de los misiles soviéticos y estadounidenses de alcance medio. Estas negociaciones pueden tener éxito aun cuando no se produzca ningún progreso en las conversaciones SDI. Mijail Gorbachov sabe que está haciendo una concesión, y expresó la esperanza de que ello pudiera permitir un rápido progreso.

Existen otras cuestiones importantes que resolver antes de que pueda firmarse un acuerdo sobre las fuerzas nucleares de alcance medio. ¿Se permitirá la modernización de las fuerzas. nucleares británicas y francesas? ¿Cuántos SS-20 podrán desplegarse en el Asia central y oriental? ¿Aceptarán los soviéticos las medidas de verificación que exija Estados Unidos? Todas éstas son cuestiones difíciles, pero existen soluciones.

Así, por ejemplo, la fórmula de paseo por el bosque de 1982, sugerida por el embajador Paul Nitze, habría exigido que la Unión Soviética limitara a 90 el número de sus lanzamisiles SS-20 en Europa. Como parte de un nuevo acuerdo, la URSS podría reducir sus lanzamisiles hasta ese nivel.

La cuestión de las fuerzas británicas y francesas será más difícil. Sin embargo, puede vislumbrarse un segundo término en el que la modernización y la sustitución de las fuerzas nucleares británicas y francesas podría continuar, siempre que el número de cabezas nucleares no se incremente de forma sustancial después de que entren en vigor las reducciones de los misiles de alcance medio por parte de Estados Unidos y la Unión Soviética.

Ahora se ha abierto un camino en la discusión sobre tales misiles, y las soluciones para esas otras cuestiones deberían ser exploradas inmediatamente en Ginebra. Mijail Gorbachov opina que las fuerzas de alcance medio constituyen el punto de ignición nuclear más peligroso entre las dos naciones, dado lo corto del tiempo de vuelo de estos misiles (menos de 10 minutos). La eliminación de este punto de ignición sería un importantísímo paso hacia el control de armamentos.

En nuestra conversación, Mijail Gorbachov puso también el acento en el hecho de que la Unión Soviética estaba preparada para entrar a formar parte de un acuerdo que prohibiera todas las pruebas nucleares sin ninguna clase de precondición o exigencia de avance en otras áreas. Expresó la esperanza de que a la actual moratoria unilateral soviética se una la de Estados Unidos.

Tanto Mijail, Gorbachov como Edvard Shevardnadze -con el que mantuve una reunión por separado- sostuvieron con énfasis que estaban deseosos de llegar a un acuerdo sobre toda una gama de medidas, incluyendo inspecciones sobre el terreno, para verificar el cumplimiento.

Las pruebas nucleares en la atmósfera están prohibidas desde el Tratado de Prohibición Limitada de Pruebas de 1963, negociado por el presidente Kennedy y Nikita Jruschov. Actualmente, la Administración de Reagan se opone a una prohibición total de las pruebas; sostiene que las pruebas subterráneas continuadas son esenciales para mantener la seguridad de las existencias nucleares estadounidenses.

Es posible un acuerdo

Aun cuando la Administración no acepte una moratoria, todavía es posible un compromiso. La solución implica tres escalones:1. La ratificación del Tratado de Limitación de Pruebas Nucleares y del Tratado sobre Explosiones Nucleares con Fines Pacíficos.

2. Mejorar las medidas de verificación para el seguimiento de las pruebas.

3. Fijar en límites más bajos las fases para las pruebas futuras.

El Tratado de Limitación de Pruebas Nucleares de 1974 limita las explosiones de prueba de Estados Unidos y la Unión Soviética a una potencia menor de 150 kilotones. El Tratado de Explosiones Nucleares con Fines Pacíficos fija límites comparables para las pruebas relacionadas con dichos fines. Estos dos tratados se firmaron, pero nunca fueron ratificados por el Senado estadounidense (...)

Mediante la ratificación de los dos tratados pendientes ,la mejora de la verificación y la reducción gradual de los límites para las pruebas futuras, ambas naciones reforzarían la confianza en la posibilidad de verificar una prohibición total; mientras tanto, la Administración de Reagan podría efectuar las pruebas de baja potencia que dice son necesarias. Pero a medida que vaya disminuyendo el límite de las pruebas, deberían prohibirse algunas de las actuales de alta potencia (...)

La defensa estratégica

El principal problema hoy del control de armamentos es la cuestión de las fuerzas ofensivas y defensivas de largo alcance; ni un acuerdo sobre las fuerzas nucleares de alcance medio ni una prohibición total de las pruebas nucleares puede sustituir a un abrirse camino en esta área crítica.El debate sobre la cuestión de las defensas estratégicas ha sido, en gran medida, retórico e improductivo. El presidente Reagan insiste en que la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI) es, en primer lugar, un programa de investigación para determinar si pueden combinarse los sistemas antimisiles con base en el espacio, en la atmósfera y en la tierra para establecer una defensa sin fallos que hiciera obsoletos los misiles nucleares.

En nuestra reciente conversación, Mijail Gorbachov reiteraba su conocida posición de que la SDI tiene como objetivo desarrollar "armas que ataquen desde el espacio", que fundamentalmente complementen, y no reemplacen, los sistemas de misiles ofensivos estadounidenses. Cree que Estados Unidos busca conseguir una superioridad núclearsobre la Unión Soviética, con objeto de amenazar con un primer golpe de su espada de misiles ofensivos y utilizar luego sulescudo de la SDI para neutralizar la represalia soviética.

Los soviéticos han dejado claro ahora que desean aceptar reducciones drásticas en sus cabezas nucleares de largo alcance en intercambio a la limitación en la investigación básica de la SDI. El desafío real es trazar la línea entre una investigación aceptable, que permitiera a Reagan explorar su sueño de un escudo espacial, y un desarrollo armamentista inaceptable, que violaría el tratado de misiles antibalísticos (ABM) y lanzaría a una nueva y peligrosamente desestabilizadora escala en la carrera de las armas nucleares.

Yo planteé esta pregunta a Gorbachov: ¿existe alguna manera de acortar la diferencia entre la insistencia del presidente Reagan sobre la investigación de la SDI y los temores soviéticos de que ese programa lleve a la fabricación de armas "que ataquen desde el espacio"?

Gorbachov estaba claramente irritado por el reciente intento de la Administración de Reagan de reinterpretar el tratado ABM para moderar sus prohibiciones estrictas en relación con los sistemas antimisiles. Criticando la búsqueda de escapatorias, Gorbachov llamó a la nueva interpretación esstadounidense, la obra de un "experto legal en pornografía".

Yo señalé que la negociación de un compromiso sobre la guerra de las galaxias requeriría mejor un trabajo en equipo entre científicos estadounidenses y soviéticos, que entendieran la naturaleza de los programas de investigación actualmente en marcha por ambas partes, y nuestros más expertos negociadores, que tendrían que emplear todo su oficio en encontrar para el tratado un lenguaje aceptable basado en las posibilidades técnicas. En mi opinión, esas detalladas discusiones debenan comenzar de inmediato.

Si puede negociarse un compromiso de este tipo será posible alcanzar un acuerdo que incluya severas reducciones en las fuerzas de misiles pesados de cabezas múltiples soviéticos (los SS-18) y una detención en el despliegue de los misiles MX por parte de Estados Unidos.

Un complemento vital para tales reducciones sería una declaración de objetivos para posteriores acuerdos (un acuerdo de este tipo estipularía el despliegue de un número mutuamente verificable de misiles móviles de una sola cabeza nuclear; otro podría prohibir todo nuevo misil balístíco intercontinental de cabezas múltiples).

De mi encuentro con Gorbachov volví convencido de que es un líder fuerte, cuyo objetivo es más la mejora de la eficiencia del sistema soviético que una reforma fundamental del mismo. Su visión del mundo es la de una lucha continuada con Occidente, y cree en las guerras de liberación nacional. Sobre la cuestión de los derechos humanos en la Unión Soviética, Gorbachov se adhiere rígidamente a la posición soviética de línea dura, y es probable que el progreso más allá de los gestos recientes sea dolorosamente lento.

En resumen, hay muchas áreas en las que nuestros dos países seguirán estando enfrentados y continuarán existiendolas principales tensiones. Pero yo creo que Gorbachov comparte la opinión de Reagan de que una guerra nuclear no puede ser ganada y nunca debe producirse.

Los dos líderes tienen una oportunidad histórica para perseguir su objetivo común de un mundo sin armas nucleares. Con esta visión compartida, y con nuestros intereses de seguridad también compartidos, yo creo que los próximos pasos sobre el control de los armamentos están ahí para que sean dados.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_