Franco respondió a la OTAN con el silencio
El general Francisco Franco no hizo ninguna gestión para que España ingresara en la OTAN, y ni tan siquiera contestó a las sugerencias que EE UU le hizo al respecto, según coinciden en señalar dos altos funcionarios del Ministerio español de Asuntos Exteriores que han estudiado este tema: el director general de Seguridad y Desarme, Carlos Fernández Espeso, y el asesor ejecutivo para asuntos de Seguridad y Desarme, Ángel Viñas.
Sin embargo, documentos norteamericanos recientemente desclasificados por el Departamento de Estado muestran cómo Washington sí tenía interés en que España ingresara en la Alianza Atlántica. Según se deduce de la lectura de estos documentos, Estados Unidos consideraba que el acuerdo bilateral alcanzado con España en 1953 era sólo un principio, y que el objetivo era la entrada de España en la OTAN.
Cuando en 1948 se creó la Alianza Atlántica había pasado sólo un año desde que las Naciones Unidas decretaran la retirada de los embajadores extranjeros de Madrid, y aún faltaban tres años para que éstos comenzaran a regresar. Si bien en esos años Estados Unidos -y quizá algún otro país occidental- pensaba ya en España como miembro de la OTAN, se estaba a la espera de momentos más oportunos. No obstante, obligado por la vecindad y -de algún modo- por el pacto ibérico, el Portugal salazarista sí que consultó con la España de Franco su firma del Tratado de Washington y mostró sus deseos de que ambos países estuvieran juntos en la Alianza Atlántica.
Luego, cuando a pesar del franquismo España comenzó a desarrollar sus contactos con los países occidentales, Franco no mostró ningún interés por ingresar en la OTAN: según todos los indicios, consideraba más sencillos y más fructíferos económicamente los acuerdos bilaterales con Estados Unidos. La entrada en la OTAN -que por otro lado no hizo ninguna oferta formal de ingreso a España en aquellos años- hubiera complicado, según Fernández Espeso, la peculiar organización militar del franquismo: tres armas separadas por tres diferentes ministerios y con escasísimos contactos con el exterior.
Según diplomáticos españoles que participaron en la discusión del acuerdo hispano-norteamericano de 1970 sobre las bases, Estados Unidos mostró entonces su interés, de forma expresa, por que España se decidiera a firmar el Tratado de Washington. La respuesta de Franco fue el silencio.
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