"Es la gente la que tiene nostalgia de mi juventud, no yo", dice Juliette Gréco
El momento en el que la cantante Juliette Gréco exhibió su experiencia, en una conferencia de prensa ayer en Madrid, se produjo cuando un periodista le preguntó si aún se considera seductora. "No es a mí a quien hay que preguntárselo", dijo ella. El periodista hizo un comentario, y la actriz replicó, sin darle importancia: "Tampoco le he pedido que conteste". Vestida de negro, como corresponde a su personaje, la cantante, de 59 años, que arrastra desde hace 30 la imagen de símbolo del existencialismo, dijo ayer. "Es la gente la que tiene nostalgia de mi juventud, no yo".
Actriz de cine y de teatro, la que en su día declaró que prefería la canción por su contacto más directo con la gente ha llegado a Madrid para participar, esta noche, en una gala de promoción del prêt-à-porter francés. "¿Qué hace una persona como usted entre modistas del prêt-à-porter?", preguntó un periodista. "Los despierto", contestó la cantante, que sonrió ante las numerosas preguntas que pretendían remitirla al clisé de la rive gauche y las caves existencialistas."Amo la moda", dijo esta mujer que en público aparece casi siempre vestida de negro y que, como ella dijo, impuso un estilo de jerseis negros y largos, pantalones y pelo lacio cuando los grandes modistas parisienses pretendían resaltar el pecho y alegrar los colores. "Creo que un modista es como un pintor de la calle, y que la moda es un arte importante". La actriz refutó con convencimiento la teoría según la cual la mujer guapa y que busca vestirse bien es inevitablemente estúpida, y aludió a ejemplos conocidos suyos que prueban lo contrario.
Mejor el amanecer
Tiene una piel limpia que niega su edad, y usa un maquillaje que subraya la palidez, como para probar que ama la noche más que el día y el amanecer más que el atardecer, según dijo en otro momento. Sólo pareció estar a punto de perder la paciencia cuando un joven exhibió de pronto un brazalete con una cruz gamada y le preguntó: "¿Qué le dice esto?" y "¿Qué hay que hacer para que esto no se vuelva a repetir?". Juliette Gréco, que aún hoy duerme con luz en recuerdo de algún interrogatorio durante la guerra, y cuya madre y cuya hermana fueron deportadas a Auschwitz, estuvo a punto de indignarse -"¿Qué hace usted con algo tan feo?"-. El joven hubo de explicar que él no era nazi.Es la juventud la que es nostálgica, piensa la cantante, que hace tres años publicó Jujube, un libro de anécdotas sobre su vida y sobre su época en el Barrio Latino. Según piensa, la juventud de hoy va mucho más uniformada que la de su tiempo, quizá debido a una falta de imaginación.
Esta noche, Juliette Gréco volverá a cantar Les feuilles mortes, los versos del inconfundible Jacques Prévert y la música de J. Kosma. La cantante no conoce mucho España, ni siquiera la España turística, pues en verano "hay demasiados franceses". Aunque niega las fronteras, piensa que "durante mucho tiempo hubo ciertas diferencias entre España y Francia. Y no eran los Pirineos".
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