México descarta la posibilidad de presentar su segunda suspensión de pagos en los últimos cuatro años
Pese a su crítica situación económica, México no suspenderá pagos unilateralmente, del mismo modo en que lo hizo en el verano de 1982, iniciándose la crisis de la deuda externa en América Latina. El presidente Miguel de la Madrid despejó esta posibilidad en un discurso de 45 minutos de duración, leído en la tarde del viernes ante las cámaras de televisión y los micrófonos de las radios mexicanas. Dijo que esta semana se iniciarán las conversaciones con la banca internacional para renegociar las condiciones de la deuda.
ENVIADO ESPECIAL
Circula una anécdota aprócrifa en la capital mexicana. Un periodista se entrevista con el presidente cubano, Fidel Castro, y le pregunta: ".Comandante, ¿qué haría usted para sacar a México de su penuria?". "Haría una odisea", respondió Fidel. De la Madrid perdió su oportunidad de hacer la odisea en el pasado mes de septiembre, cuando se produjeron los dos terremotos, pero la inició el viernes cuando pidió a los mexicanos y a los bancos acreedores, por igual, sangre, sudor y lágrimas.La intervención del presidente se conoció a primeras horas del viernes y dio lugar a todo tipo de rumores y especulaciones. Moratorias,de pago, cancelación de las cuentas corrientes de los particulares en bancos y entidades de crédito, etcétera. La única realidad fue que, conforme iba avanzando ¡a mañana, el peso mexicano iba perdiendo fuerza en las cajas de cambio a favor del dólar.
Caos petrolero
El discurso de De la Madrid tuvo dos partes muy diferenciadas, las relacionadas con el ajuste interno y con la coyuntura internacional. Las dos partes tuvieron denominador común: la falta de concreción. Apenas se aportaron más que ideas generales de austeridad. Habrá que esperar a los primeros días de la semana para que se manifiesten los buenos deseos en realidades. El presidente trazó una descripción de la caótica situación del mercado petrolero en el mun do, frente a la cual "México se enfrenta al reto más adverso del presenté siglo". La caída de los precios de los crudos ha supuesto para el país azteca una pérdida de tres millones de pesos, lo que equi vale al 12,5% de los ingresos públi cos totales. En la balanza de pagos esto significa que pueden dejar de ingresar al país alrededor de 6.000 millones de dólares, equivalentes a la mitad de los ingresos por exportaciones de petróleo, la tercera parte del valor de las exportaciones totales de México, una cantidad similar al total de las exportaciones no petroleras. Cifras fantásticas que se añaden a la tendencia generalizada de caída de los precios del resto de las materias primas, de altos tipos de interés y a la falta de dinero fresco para compatibilizar el rigor con el crecimiento.
El presidente mexicano afirmó que no se cambiaría la filosofia económica que se está, aplicando en México, "pues no cambian los objetivos". Únicamente se harán los "ajustes técnicos" correspondientes a una coyuntura cada vez peor: mayor austeridad en el gasto público, sin reducir el nivel de vida de los ciudadanos; liquidación y venta de las empresas públicas no prioritarias; incremento de la carga fiscal; continuidad en las restricciones crediticias, aun que "temporalmente", reducción de los tipos de interés preferenciales ,para muchos sectores industriales que están fuera del mercado pero que no son estratégicos; revisión del proteccionismo comercial hacia un mayor liberalismo; negociación para entrar en el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT); intensificación de la entrada de inversiones extranjeras; concertación social para aumentar la eficencia y la productividad en las empresas privadas, etcétera.
Lo más novedoso del discurso de De la Madrid fue lo relativo a las relaciones de México con sus acreedores, pues dio carta de oficialidad a la renegociación de la deuda externa (casi 100.000 millones de dólares, 15 billones de pesetas). Negó que vaya a haber una moratoria unilateral de pago, con lo que evitó un pánico financiero semejante al del mes de agosto de 1982, cuando Chucho Silva Herzog, secretario de Estado,de Hacienda (equivalente a nuestro ministro de Economía y, Hacienda), comunicó a las autoridades monetarias norteamericanas que suspendía pagos, dando pie a que esta actitud se extendiese por América Latina como balsa de aceite.
De la Madrid dejó bien claro que va a haber una renegociación de las condiciones del servicio de la deuda, lo que significa cambios en plazos y en tipos de interés. Pero que esta revisión será concertada con la banca acreedora internacional, cuyos portavoces son nada menos que estas entidades: Citibank, Chase Manhattan, Morgan Guaranty, Manufacturers Hanover, Bank of América, Lloyds, Bank of Tokio, Bank of Montreal, Chemical Bank, Societé Générale y Bankers Trust. Esta renegociación se hará teniendo claras las posibilidades de pago de México (es decir, seguramente se limitará el servicio de la deuda a un porcentaje sin determinar del valor de las exportaciones). Además habrá de contemplarse la necesidad de dinerofresco para crecer, siempre y cuando el efecto neto de la caída & los precios del petróleo no se compense con más de una externa.
El presidente De la Madrid, que dio en todo momento un contenido fuertemente nacionalista a su discurso, reWoció que no existe un esquema definitivo de reprogramación de la deuda. Esta semana comenzará el diálogo con los acreedores, teniendo en cuenta que el 1 de abril vence el plazo para el pago de alrededor de 1.000 millones de dólares, perteneciente al créditojumbo firmado por México en 1983 (el más caro contratado en la historia financiera mundial), que ya fue postergado el pasado mes de octubre a causa de los terremotos. Será la primera prueba de fuerza del discurso.
En cualquier caso, el mandatario mexicano dejó bien claro que exigirá a la comunidad financiera internacional el mismo grado de sacrificio que al pueblo mexicano, pues "nadie está obligado a lo imposible".
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