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La Liga arabe adopta represalias sólo simbólicas contra EE UU, en una débil muestra de solidaridad con Libia

Libia consiguió anoche sólo una solidaridad de palabra a su petición al resto de la Liga Árabe para que, solidariamente, todos los países miembros respondieran a EE UU con el mismo tipo de medidas económicas decretadas por este país contra Trípoli. La resolución de la Liga Arabe es similar a la condena expresada hace tres semanas por la Conferencia Islámica en Fez, aunque más extenso y con la peculiaridad de que se hace una advertencia a las firmas extranjeras sobre los peligros que acarrearía secundar el boicoteo de Washington y se pide al mundo árabe que se comprometa a ayudar a Trípoli, con medios técnicos y facilitando la salida al mercado exterior de sus crudos, caso de que sus intereses económicos se vean perjudicados.

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El comunicado, correspondiente a la segunda sesión extraordinaria de la Liga en lo que va de año, fue difundido a las diez de la noche, después de casi cuatro y media de debates en una sala de reuniones del hotel El Mechtel, de Túnez. Consta de 10 puntos, de los cuales cinco se resumen en la solidaridad con el pueblo libio; la condena de las amenazas americanas y el boicoteo económico contra este país; una petición a Estados Unidos para que cese "todas las formas de provocación" dirigidas contra Libia, y una advertencia a este mismo país sobre "los peligros de una agresión militar" contra Trípoli.Los tres puntos siguientes se refieren a las repercusiones negativas que puede suponer las sanciones económicas decretadas por Washington contra Libia, que pondrían en peligro los intereses económicos de este país. Es aquí donde la resolución final solicita la colaboración no sólo moral sino técnica del resto de los países árabes. El comunicado concluye con un anuncio por parte de la Liga consistente en efectuar gestiones para que el Consejo de Seguridad examine este contencioso y que este organismo permanezca en sesión abierta para "seguir la evolución de la situación". A la reunión de la Liga sólo han enviado a sus jefes de diplomacia los gobiernos de Mauritania, Argelia, Marruecos, Siria y Arabia Saudita. A éstos hay que unir el representante del país convocante de la reunión, el libio Abdelsallam Triki y el ministro de Asuntos Exteriores tunecino BejiCaid Esebssi, que lógicamente asiste a las reuniones por celebrarse en su país.

La presidencia de la reunión correspondió al Estado de Bahrein, país que tampoco envió a su jefe de diplomacia, pese a la importancia de este puesto que, sin embargo, encomendó a un alto funcionario, Ibrahim Ali Mahrus, que ostenta el cargo de director de Asuntos Políticos del Ministerio de Asuntos Exteriores. El centro de atención de la reunión fue Triki, elegantemente vestido a la occidental y siempre sonriente, que en un momento de descanso por los pasillos -se permitió bromear con este corresponsal sobre el reconocimiento del Gobierno español al Estado de Israel. El jefe de la diplomacia libia abandonó la reunión media hora antes de que concluyera.

La sesión comenzó con un discurso del secretario general de la Liga Árabe, Chadli - Klibi, en el curso del cual habló de la existencia de una campaña de EE UU contra Libia, que calificó de "compleja y grave".

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