Barrionuevo

Barrionuevo va de torpeza en torpeza. A las acumuladas a lo largo de su historial como ministro acaba de añadir dos nuevas. ( ... )El pasado miércoles, a la hora de responder a Marcos Vizcaya, tuvo una actuación tan deplorable por el fondo y la forma que le inhabilitan para ser ministro.

La impresión que dejó Barrio nuevo en el Congreso fue de una enorme inseguridad, como si no tuviera todos los datos en la mano. Si los hubiera tenido, sus respuestas hubieran sido directas, sin recurrir al fácil y viejo expediente de con testar con nuevas preguntas o de hacer acusaciones veladas que luego completó en los pasillos. En cuanto al contenido de su mensaje -elijan entre la verdad de la Guardia Civil o de los amigos de ETA-, es un maniqueísmo infantil, expresión de un planteamiento que recordó viejos tiempos que todos creíamos ya superados. Como pensábamos que no volveríamos a ver el tono arrogante que utilizó, más propio de etapas fascistas que de la actual situación de democracia.

Barrionuevo, como sucedió a los ministros del Interior del viejo régimen, desconoce los datos más elementales de la situación del pueblo vasco, sus claves y sus soluciones. Ignorar lo que ha supuesto el caso Zabalza, unido a toda una cadena de situaciones traumáticas anteriores, le incapacitan para dirigir un Ministerio del Interior. Desconocer la desconfianza y rechazo que provocan las actuaciones de las Fuerzas de Orden Público en el pueblo vasco es miopía política. Acusar al nacionalismo democrático de debilidad o seguidismo frente a la violencia es sectarismo.

La inmensa mayoría de la población de Euskadi está a favor de la democracia y contra las violencias, contra todas sin excepción, y en ella incluimos las que puedan provocar las Fuerzas de Seguridad del Estado. Esto que es elemental parece no haberlo entendido el ministro Barrionuevo, a pesar del tiempo que lleva en el cargo. Ante tantos y tantos errores, la opinión pública se pregunta si Barrionuevo no ha pensado dimitir. Razones no le faltan.

20 de diciembre