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'CUMBRE' EN GINEBRA

Pugna millonaria de las cadenas televisivas norteamericanas

Francisco G. Basterra

El histórico apretón de manos que se dieron ayer, a las diez de la mañana, Ronald Reagan y Mijail Gorbachov, a cero grados de temperatura en Ginebra, es ya el más caro de la historia. Las tres grandes cadenas de televisión norteamericanas -CBS, NBC y ABC- se han gastado más de tres millones de dólares (cerca de 500 millones de pesetas) ellas solas para que los norteamericanos, cuya atención a la política internacional suele ser escasa, puedan seguir minuto a minuto, por primera vez, lo que está ocurriendo en la cumbre de Ginebra.

Ésta es la primera reunión al máximo nivel entre las dos superpotencias en las que los medios audiovisuales están utilizando la tecnología de los satélites, que permiten transmitir instantáneamente a cientos de millones de personas en todo el mundo el encuentro diplomático que sucede en la ciudad suiza.Cada una de las cadenas ha enviado a Ginebra a más de 150 personas, y la ABC, que ocupa el último lugar en el índice de audiencia de las mencionadas, ha ocupado todo un piso del hotel Hilton. El periodista Peter Jennings, presentador de su principal telediario y el que tiene más experiencia internacional, estaba a la una de la madrugada del martes conduciendo el informativo norteamericano de las siete de la tarde en directo, de pie, a varios grados bajo cero, al borde del lago Leman. Nevaba ligeramente y Jennings era calentado con unas pequeñas estufas eléctricas para aguantar la media hora de telediario.

Las televisiones norteamericanas están llevando la cumbre a las salas de estar de Nebraska, Wisconsin o las Dakotas como un combate de personalidades y caracteres, para el que necesitan al final un ganador. El anciano, amable y sonriente presidente norteamericano, ex actor de Hollywood, frente a un joven Mijail Gorbachov, al que se describe como un genuino producto de la nueva Unión Soviética, un hombre que, "tras su sonrisa, esconde unos dientes de acero" y puede enterrar a tres presidentes norteamericanos.

La ABC ha resumido esta competición como una gran partida de ajedrez, en la que los peones son cohetes nucleares, rojos los soviéticos y azules los norteamericanos, que se mueven en la pantalla como si se tratara de una partida Karpov-Kasparov. Al americano medio le gustan estas simplificaciones. Acaba de estrenarse en Estados Unidos una nueva película de Sylvester Stallone, Rocky 4, en la que las dos superpotencias deciden evitar una guerra mundial sustituyéndola por un combate de boxeo entre sus dos mejores púgiles. En un final dramático gana el bueno, Stallone, que también protagonizó Rambo.

Gracias a los satélites y al poder del dólar, las tres grandes cadenas de televisión ganan mucho dinero, aunque la CBS atraviesa un período dificil, y los norteamericanos se despiertan y se acuestan con Ginebra. Los programas de la mañana, tradicionales para acompañar el desayuno y una mezcla de show e informativos, son retransmitidos desde la ciudad suiza. Lo mismo ocurre Con los telediarios de la tarde, que obligan a Dan Rather -el periodista mejor pagado del mundo, con más de un millón de dólares de sueldo anual, sucesor del mítico Walter Cronkite- y a Tom Brokaw, la estrella de la NBC, a esperar a primera hora de la madrugada para entrar en directo. Todas las televisiones buscan desesperadamente la gran exclusiva que les distanciará de la competencia. Para la CBS se trata de mantener su liderazgo, amenazado por problemas internos en la empresa y por la profesionalidad informativa de la NBC.

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