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"CUMBRE" EN GINEBRA

Los cuatro vértices de un conflictivo orden del día

Francisco G. Basterra

La cumbre de Ginebra tiene un orden del día de cuatro puntos a los que las dos partes no conceden la misma importancia, y que serán discutidos en las cuatro sesiones en que se desarrollará el encuentro, de dos días de duración. Los capítulos de la histórica reunión entre Ronald Reagan y Mijail Gorbachov son el control de armas nucleares, los conflictos regionales, los derechos humanos y las cuestiones bilaterales. Aunque Estados Unidos admite la importancia del control de armamentos, que la URSS coloca como tema claramente prioritario, Reagan quiere dar tanta o parecida importancia a los conflictos regionales que enfrentan a las superpotencias en Centroamérica, Asia y Africa.

Para el presidente norteamericano, la conducta "expansionista" soviética en Nicaragua o Afganistán es una cuestión de fondo que enturbia el diálogo entre los dos países. Sólo discutiendo los motivos y las eventuales justificaciones del papel de la URSS en el Tercer Mundo, y después de que Moscú conozca las razones de la presencia norteamericana fuera de sus límites geográficos, podrá disiparse, en opinión de Reagan, el recelo que bloquea el diálogo entre los dos países. Sin admitirlo explícitamente, Washington está volviendo a la vieja teoría del linkage y parece vincular cualquier avance en el desarme nuclear a la conducta de Moscú fuera de sus fronteras. Para otros observadores, Estados Unidos está también haciendo una nueva definición de esferas de influencia, reconociendo tácitamente los intereses de la URSS en zonas como Centroamérica.La clave que puede bloquear la cumbre la tiene la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI), el polémico sistema de defensa en el espacio, con el que Reagan cree que puede proteger, con un escudo impenetrable para los misiles enemigos, a la población norteamericana. Reagan ha llegado a Ginebra dispuesto a no utilizar este proyecto, cuya viabilidad es aún desconocida, como instrumento de negociación para lograr a cambio una reducción importante en el número de misiles estratégicos soviéticos.

Reagan, amparado en su histórico optimismo, pretende convencer a Gorbachov de que acepte el sistema de defensa espacial, que incluso Estados Unidos compartiría, una vez desarrollado, con su adversario comunista. El presidente sólo está dispuesto a discutir con el líder soviético cómo se realizará el complejo período de transición entre el actual sistema de disuasión nuclear, basado en el ataque y, por consiguiente, la Destrucción Mutua Asegurada (MAD), y el sistema defensivo, esto es, la graduación, de aquí a finales de siglo, de las armas ofensivas y las defensivas.

Control de armamentos

En el capítulo de control de armamentos la única coincidencia es la aceptación por ambas partes de una reducción del 50% global de sus respectivos arsenales estratégicos. Pero las dos superpotencias no emplean la misma terminología, llaman a las mismas cosas de distinta manera y no cuentan de la misma forma los sistemas que componen sus fuerzas nucleares. Para Paul Nitze, la oferta soviética trata de bloquear la SDI -legal, bajo la interpretación norteamericana del acuerdo ABM- y es "desequilibrada y no ofrece la reducción de sistemas comparables".

Moscú quiere contar como estratégicos -y ésta es la principal crítica de Washington- los euromisiles y los sistemas avanzados, esto es, los aviones desplegados en Europa o en portaviones capaces de llevar sus bombas nucleares hasta el territorio soviético.

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Nitze, el principal asesor de Reagan en estos temas, afirma que la oferta soviética es también "desestabilizadora" y trata de frenar la modernización estratégica de Estados Unidos, al intentar detener el despliegue de misiles en Europa, lo que provocaría un abandono de los aliados. Un elemento positivo es la posibilidad ofrecida por primera vez por Moscú, de llegar a un acuerdo separa do sobre los euromisiles.

En el capítulo de los conflictos regionales, Reagan ofreció recientemente en la ONU un plan basa do en que los Gobiernos marxistas de Afganistán, Angola, Nicaragua y Etiopía negocien con los luchadores de la libertad, que se oponen a los mismos con financiación norteamericana. Lo pondrá sobre la mesa en Ginebra, pero hay nulas posibilidades de que sea aceptado por Gorbachov que, a su vez, le hablará al presidente de Filipinas, El Salvador o Suráfrica.

Los derechos humanos serán planteados por Reagan a Gorbachov más silenciosamente que en otras ocasiones, pero con la misma firmeza, aseguraron fuentes del Gobierno norteamericano. "Se puede discutir esto de una manera civilizada que no enturbie la atmósfera", añadieron. El presidente basará su argumentación en los compromisos sobre reunificación familiar y libre flujo de información aceptados por Moscú en los acuerdos de Helsinki de 1975. Asimismo, insistirá en la necesidad de aumentar el número de judíos que puedan emigrar de la URSS.

Reagan está dispuesto a aguantar sin pestañear el contraataque del líder soviético, que se referirá a la falta de respecto a los derechos humanos en EE UU por el desempleo y la pobreza y a su teoría de que ésta es una cuestión de política interna. El secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) ha hecho el gesto de permitir salir de la URSS a Elena Bonner, la esposa del disidente Andrei Sajarov, y es posible que, como gesto de propaganda tras la cumbre, conceda permiso para emigrar al propio Sajarov y a algún otro disidente conocido.

El último capítulo de la agenda, las cuestiones bilaterales, es el que ofrece más posibilidades de acuerdos.

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