MONUMENTO EN CRISIS
Una auditoría ha encontrado 29 irregularidades en la gestión anterior del conjunto artístico de Granada
Una cuenta corriente no fiscalizada en la que se ingresaron el año pasado unos 120 millones de pesetas puso en marcha este verano una auditoría sobre la gestión de la Alhambra de Granada. Dicha cuenta es una de las irregularidades más graves halladas en el monumento, pero no es la única. Todo indica que ,si la Alhambra es un monumento singular, también lo era su funcionamiento. Sin dirección efectiva y sin libros de contabilidad en muchos casos, en la Alhambra se ha desarrollado un sistema casi medieval, a veces escandaloso. Ni la imaginación de Washington Irving podría haber ideado cuentos tan sorprendentes como los que la realidad ha tejido en la Alhambra.
Los escandalosos cuentos de la Alhambra
El único órgano rector de la Alhambra hasta este verano, su patronato, no se reunía desde 1981, pero la Alhambra, en una inercia de siglos, seguía funcionando. En 1984 se recaudaron, por un lado, 270 millones de pesetas por la venta de entradas en taquilla; por otro, unos 120 millones, que, como en años anteriores, no se declaraban y fueron a parar a una cuenta corriente no fiscalizada, de la que sólo tenían firma el que era director del patronato desde 1979, el ex rector de la universidad de Granada Antonio Gallego Morell; su cuñado y secretario del patronato, Eduardo Roca, y el gerente, un funcionario llamado Francisco Sánchez.Esa cuenta no fiscalizada la conocían los 130 trabajadores de la Alhambra. Sabían que era ilegal y la mantenían en secreto. No la controlaban, pero les reportaba una cantidad fija al mes, que ahora no quieren perder. Para entender esta cuestión, como tantas otras de la Alhambra, hay que remontarse en los años. Antonio Soria, jefe de carpinteros de, la Alhambra y miembro del comité de empresa, lo explica más o menos así: "Mire usted: en los años cuarenta, aquí se ha pasado mucha hambre, como en todos los sitios. Así que los mismos trabajadores empezaron a hacer postólicas, que vendían a los turistas. Las llevaban los pobreticos en el bolsillo y de ahí se sacaban algo más de dinero. Luego, eso ya fue creciendo y creciendo...".
En 1963, siendo director general de Bellas Artes Gratiniano Nieto, ese importante dinero -proveniente de postales, carretes de fotos y alquileres de bares y restaurantes- se empezó a ingresar en una cuenta corriente. El franciscano Darío Cabanelas, de 68 años, miembro del patronato ahora7 extinto y catedrático de Lengua Árabe, dice que Gratiniano Nieto ya se preocupó por aquella cuenta. "Él decía: 'A ver si buscamos una forma legal a esto". El caso es que Gratiniano Nieto consiguió por vez primera que el patronato de la Alhambra participase también de aquel floreciente negocio ideado un día por los trabajadores.
El sistema, desde hacía años, era totalmente rudimentario. El conserje mayor, recién jubilado, Luis Medina, recogía diariamente el dinero y lo ingresaba en la cuenta abierta en el Banco de Granada. Medina, sin embargo, no disponía de acceso a la cuenta, en la que sólo tenían firma, desde 1979, Gallego Morell, Eduardo Roca y Francisco Sánchez. Los trabajadores habían perdido irremisiblemente el control del dinero.
En esta cuenta no fiscalizada se ingresaba también el dinero de los arrendamientos de los bares y restaurantes enclavados dentro del recinto monumental de la Alhambra y el Generalife. La auditoría ha encontrado otra irregularidad con respecto a este apartado. Al margen del arbitrario sistema de adjudicación y de que cualquier contrato es discutible -el comisario de la Alhambra, Mateo Revilla, opina que las rentas son muy bajas-, dos de los cuatro contratos de arrendamiento son verbales. "Al no haber contabilidad, ni siquiera un contrato por'escrito", explica Torres Vela, "el sistema deja las puertas abiertas a todo tipo de irregularidades".
Durante 1984, los 140 trabajadores de la Alhambra percibieron de todo el dinero recaudado entre arriendos y ventas de publicaciones una cantidad de 15.000 pesetas mensuales. Los 80 jubilados percibieron la mitad. "Nosotros queríamos legalizar esa cuenta", dice otro miembro del comité de empresa de la Alhambra, "pero los trabajadores somos muy acomodaticios y, claro, en cuanto nos quejábamos o decíamos algo, nos daban más dinero". Haciendo cuentas, el reparto entre los trabajadores sólo supuso el año pasado unos 30 millones de pesetas. Del resto del dinero hasta los 120 millones, sólo la auditoría, que se hará pública próximamente, podrá dar cuentas.
Los acontecimientos se precipitaron a raíz de la transferencia, mediante decreto del 29 de mayo de 1984, de la Administración central a la andaluza. El patronato, sin embargo, seguía existiendo. Su estructura, como siempre, era mixta: notables de la ciudad y representantes de las instituciones locales. La presidencia y vicepresidencia la ocupaban el ministro de Cultura y el director general de Bellas Artes, respectivamente. En su última composición, por tanto, estos dos puestos los ocupaban Javier Solana y Manuel Fernández Miranda. "¿Por qué vienen" ahora a mí a pedirme cuentas sobre el patronato", dice el alcalde de Grana da, Antonio Jara, patrono nato debido a su cargo. "¿Por qué no le pi den explicaciones al ministro, po ejemplo?".
"Tras el decreto de transferencia, los trabajadores estaban muy preocupados", dice el senador de Granada por el PCE, Rafael Fernández Piña. "Vinieron a finales del año pasado a hablar conmigo porque temían que el traspaso de poderes a la Junta de Andalucía terminara con ese plus salarial que venían cobrando por un conducta ilegal". Para empezar a trabajar Fernández Piña pidió la contabilidad de esa cuenta no fiscalizada pero "Eduardo Roca se negó a facilitármela". Eduardo Roca, a igual que Luis Medina, no pudieron ser localizados por este periódico. El gerente Francisco Sánchez se negó a hacer declaraciones. "Le agradezco mucho que m de la oportunidad de defenderme" dijo Sánchez, "pero yo estoy ahora muy enfermo y cuando me ataquen de verdad ya me defenderé con abogados o con lo que haga falta".
Los trabajadores creaban problemas, y la solución fue la mismo de siempre: elevar el sobresueldo.
Los escandalosos cuentos de la Alhambra
A partir de enero de este año empezaron a percibir 50.000 pesetas bimestrales. El 30 de abril queda extinguido el patronato de la Alhambra y la Junta de Andalucía se convierte en la única institución con competencias para administrar la Alhambra. El 24 de mayo es el día en que el delegado de Cultura en Granada, Gabriel Molina, descubre ante dos periodistas los 20 millones hallados en un armario. Molina llamó primero al notario que estaba de guardia, pero se negó a acudir. Telefoneó a otros tres y tampoco quisieron intervenir en el asunto. Finalmente, Molina acudió a la Prensa. "Hemos hecho una reclamación al colegio notarial por este asunto", dice Javier Torres Vela, consejero de Cultura de la Junta de Andalucía.Amenaza de huelga
Según todas las versiones, los 20 millones de pesetas provenían de las recaudaciones realizadas por Luis Medina en los últimos días y estaban en la Alhambra para hacer la repartición bimestral de rigor. El delegado de Cultura de la Junta de Andalucía se enteró de la existencia de esa cuenta y de esos 20 millones a través de la nota del Banco de Granada que advertía del descubierto de la cuenta por valor de más de cuatro millones de pesetas. "Eso fue un error", explica Gallego Morell, "porque en el banco teníamos, además, una cuenta de depósitos para responder de la cuenta corriente cuando hubiera un gasto fuerte. El banco podía lugar con el dinero, ¿comprende?".
"Esa misma noche", dice Antonio Gallego Morell, "envié un tele grama al ministro de Cultura y al consejero de Cultura para que iniciasen cuanto antes una auditoría". El consejero Javier Torres Vela asegura que es la Junta la que pidió la auditoría, que ha realizado la empresa privada Arthur Andersen. "Yo quiero hacer pública la auditoría cuanto antes", dice Torres Vela. "Están hechas incluso las evaluaciones del gabinete jurídico de la Junta, pero faltan todavía las conclusiones del consejero de Hacienda. En el próximo consejo de gobierno no va a poder ser, porque yo estaré en Bruselas; en el siguiente, el del día 13 de noviembre, lo daremos a conocer". Según los resultados de la auditoría, que se ha limitado a estudiar desde el 1 de enero de 1984 hasta el 30 de abril de 1985, ha habido en la Alhambra un total de 29 irregularidades. La más importante es la de la cuenta corriente sin fiscalizar. "Nosotros vamos a ir hasta el final", dice Torres Vela. "Si hay posibles delitos penales acudiremos al fiscal general. Si hay posibles delitos económico-administrativos, al Tribunal de Cuentas".
Mientras ex patronos, trabajadores y opinión pública esperan los datos, los nervios y las lanzas están de punta en Granada. El 8 de agosto, reciente todavía el escándalo de los 20 millones de pesetas, Mateo Revilla, viceconsejero de Cultura, toma posesión de su nuevo cargo como comisario de la Alhambra. El primer día de su mandato dicta una circular prohibiendo las cenas frías, bufetes y demás festines que, por tradición, intelectuales, notables y políticos venían realizando en El Partal, dentro de la Alhambra. Revilla, para colmo, elimina la anómala repartición del dinero a los trabajadores. Seguidamente traslada al gerente, Francisco' Sánchez, a la delegación de Cultura; contrata, mediante concurso público, a cuatro personas nuevas; prohíbe las propinas y, además, intenta romper el sistema de ascensos.
Los trabajadores no quieren ni oír hablar de Mateo Revilla. Esta semana han estado a punto de ir a la huelga porque Revilla se negaba a legalizarles el plus ilegal que venían cobrando. Fernández Piña, representante de los trabajadores en la negociación, opina que ese dinero es un "derecho adquirido". ¿Por qué nos quitan a nosotros ese plus de la venta de postales y en cambio les siguen pagando a los guías el 10%?", pregunta un miembro del comité de empresa.
Los trabajadores de la Alhambra están adscritos al gremio de la construcción, y el convenio granadino de la construcción es uno de los mejores de España. "No porque sea un buen convenio vamos a renunciar a un derecho adquirido", dice Carlos Martín Izquierdo, de Comisiones Obreras de la construcción. "Y otra cosa: los trabajadores de la Alhambra tampoco quieren pasar a pertenecer a la Junta de Andalucía, porque el convenio de los funcionarios de la Junta es mucho peor". El conflicto laboral dentro del recinto de la Alhambra ha llegado a Granada para enrarecer todavía más un ambiente que ya estaba suficientemente tenso.
"A mí me da mucho miedo que todo esto no sea más que intentar hacer mucho hincapié en lo mal que estaba todo para luego aparecer como los grandes salvadores de la Alhambra", dice el alcalde de Granada, Antonio Jara, vocal nato por su cargo del patronato. "Creo que la, Junta de Andalucía está haciendo de la Alhambra una bandera electoral".
Antonio Gallego Morell dice que todo este asunto "es un intento de lanzar una cortina de humo para que nadie se pregunte al final por qué se eliminan del patronato a personalidades tan importantes -y no lo digo por mí- por su historial, por sus publicaciones, etcétera". Una llamada anónima despertó por la mañana a esta periodista en la habitación de su hotel en Granada para argumentar algo similar: "Está usted comprendiendo, ¿verdad?, que lo que el señor comisario está haciendo es desmontar todo el entramado cultural que rodeaba a la Alharnbra...". En cuanto a la cuenta corriente sin fiscalizar, Gallego Morell dice: "Efectivamente, era una cuenta ilegal porque no hay forma de legalizarla". Y añade: "La prueba está en que la Junta de Andalucía no la ha legalizado tampoco".
Una de las críticas más generalizadas en Granada contra la Junta de Andalucía es su tardanza en publicar los datos obtenidos por la auditoría y su constante goteo, sin embargo, de filtraciones a la Prensa. "A mí me parece que todo esto repercute negativamente en la Alhambra", dice el alcalde Antonio Jara. "Yo no quiero hablar porque me parece que la Prensa ha tenido una actuación digamos que poco elegante", dice el catedrático de Literatura Emilio Orozco, que ha sido miembro del patronato de la Alhambra durante años.
Tanto el consejero de Cultura como el comisario de la Alhambra aseguran que están deseando cerrar este capítulo de la auditoría para poder trabajar más cómodamente sobre el futuro de la Alhambra. Una de las primeras medidas ha sido la de aprobar el pasado miércoles en consejo de gobierno el nuevo presupuesto de la Alhambra, que de 270 millones pasa a los 442 millones de pesetas para 1986. "Vamos a subir las tasas", dice Revilla, "que no se han actualizado desde 1980".
Durante 1985 visitaron la Alhambra 1.718.677 personas. Este cómputo está hecho según el taquillaje efectuado. Es, pues, el segundo monumento de España más visitado (el primero es el Museo del Prado). Tanto Revilla como Torres Vela opinan que con una gestión eficaz la Alhambra podría autofinanciarse como hasta ahora, recaudando suficiente dinero incluso para invertir en restauraciones importantes. "La Alhambra ni siquiera ha editado una guía oficial", dice Mateo Revilla. "Hay que tener en cuenta la cantidad de dinero que generaría un buen control sobre la explotación de la imagen del monumento, sobre las rentas de bares y restaurantes y sobre tantas otras cosas, como se hace en todos los monumentos importantes del mundo".
Nuevo patronato
El comisario de la Alhambra ha convocado también un concurso para contratar a un aparejador. "Lo que la Alhambra necesita urgentemente es un arquitecto-conservador, ya que el que había sólo tenía un contrato administrativo", dice el comisario Mateo Revilla. "Sin embargo, creo que un puesto tan importante debe ser ocupado con la conformidad del nuevo patronato".
El consejero de Cultura afirma que antes de final de año se publicará el proyecto de ley de autonomía de la Alhambra, que fijará la estructura del nuevo patronato. "El primer borrador lo vi yo en enero", dice el alcalde de Granada, "así que no me hablen de que tienen prisa por hacer las cosas". Según Torres Vela, el nuevo patronato estará formado, como el extinto, por notables y representantes institucionales. "A mí me gustaría que, además del representante de la Junta de Andalucía", dice Torres Vela, "también estuviera en el patronato el Ministerio de Cultura y la Unesco, ¿por qué no? Yo no tengo ningún prejuicio al respecto. La Alhambra es un monumento de interés mundial". Este patronato, siempre según Torres Vela, aprobará los planes anuales de actuación y el presupuesto, y su informe será preceptivo para el nombramiento de director. En general, tanto el consejero de Cultura como el comisario de la Alhambra insisten en que lo importante es la clara separación entre gestión y representación.
También está en marcha el plan especial, a cargo de la Consejería de Política Territorial de la Junta y que está dirigiendo el arquitecto José Seguí. Este plan especial está estudiando la posibilidad de abrir nuevos accesos a la Alhambra o estudiar métodos para combatir la contaminación de las aguas y del medio ambiente.
Mientras tanto, los coches siguen aparcando hoy contra los mismos muros centenarios de la Alhambra, los autobuses llegan por entre los jardines hasta el mismo palacio de Carlos V y los trabajadores siguen en sus tareas, como siempre. Los carpinteros restauran la torre alta del Generalife -"¿Aparejador? ¿Para qué? Le voy a decir una cosa: en estos trabajos no necesitamos ni aparejador ni nada", dice un carpintero- y Manuel Sánchez y su hijo, canteros de la Alhambra, continúan tallando artesanalmente, en mármol blanco, una réplica de la fuente del patio de los Leones. Hace ocho años que empezaron a hacerla por encargo del patronato de entonces, que presidía la ministra de Cultura Soledad Becerril, y nadie sabe hoy si algún día servirán para algo.
Herencias y jardines
Mitad notables, mitad- políticos, la formación del Patronato de la Alhambra era la propia de un órgano representativo de elite. Pero el patronato, extinto el 30 de abril de este año, ha venido encargándose, al mismo tiempo, de las tareas propias de un órgano ejecutivo inexistente. Como la historia del patronato ha demostrado, catedráticos, ministros, directores generales y gobernadores civiles tenían ocupaciones mas interesantes que dirigir un monumento. De ahí que los trabajadores y algún miembro del patronato hayan hecho y deshecho en la Alhambra. La inercia y la picaresca han creado en la Alhambra de Granada un extraño organigrama laboral.Entre los mismos trabajadores hay rencillas y mutuas acusaciones. Hace ya unos meses, un grupo de trabajadores entregó al senador del PCE por Granada, Rafael Fernández Piña, un escrito en el que denuncian los supuestos abusos de José Cambil, maestro de jardineros de la Alhambra. El relato pormenorizado de las supuestas actividades de Cambil es fascinante, pero difícil de demostrar. En ese escrito se le acusa a Cambil de utilizar los viveros y los jardineros de la Alhambra en beneficio personal. La sección de jardinería de la Alhambra contó el pasado año con un presupuesto de 50 millones de pesetas.
El organigrama laboral de la Alhambra fue una de las primeras irregularidades que llamó la atención al comisario Mateo Revilla. En la Alhambra los puestos de trabajo se heredan desde hace años. "Sí, llegamos a un acuerdo con el patronato para que nuestros parientes tuvieran prioridad sobre los de fuera", confiesa un jardinero. Así que el cantero inicia a su hijo en el oficio y el jardinero en el suyo. Al fin y al cabo, también el arquitecto Francisco Prieto-Moreno, hasta abril patrono
emérito, dejó su puesto a su hijo, Joaquín Prieto-Moreno.
Éste último no ha sido contratado de nuevo por el comisario de la Alhambra porque el suyo era un contrato administrativo. No obstante, los Prieto-Moreno siguen siendo propietarios del chalé que, por tradición, siempre ha ocupado el arquitecto-conservador dentro del recinto monumental. El comisario, Mateo Revilla, ha pedido una orden de deshaucio. "Algunos dicen que Francisco Prieto-Moreno está muy viejo y enfermo, pero eso no es razón, puesto que no vive en esa casa".
Ser vigilante en la Alhambra no es un trabajo más, sino un buen retiro. Jardineros, carpinteros o canteros desean ser vigilantes, lo que se consigue por antigüedad y méritos. "Así que te encuentras con un buen carpintero que es un mal vigilante y un mal jardinero que sería un buen vigilante", dice Revilla. "A mí lo que me gusta es la jardinería", dice un trabajador, "y quisiera dedicarme a ella siempre, pero prefiero ser vigilante porque ganaría 5.000 pesetas más".
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