El SIDA y la 'guerra' de las patentes
El Instituto Pasteur de París recurrirá judicialmente contra EE UU si no reconoce sus derechos .
Luc Montagnier, director del departamento de Oncología Viral del Instituto Pasteur, de París, ha manifestado que Francia está dispuesta a recurrir a la vía judicial si las actuales negociaciones con el Patent Office y con el Ministerio de Sanidad norteamericano fracasan, y se entenderá por fracaso el mantenimiento de una situación indefinida de negociación que no conduzca a un resultado práctico inmediato. El Instituto Pasteur estaría dipuesto a compartir la patente con los norteamericanos, pero exige una resolución rápida.El equipo francés presentó en septiembre de 1983 en Londres un depósito de patente sobre el descubrimiento del virus y sus aplicaciones diagnósticas, que incluía la descripción del procedimiento de ingeniería genética por el que había obtenido el virus y el test de detección de la enfermedad. En diciembre de 1983, el Instituto Pasteur presentó en el Patent Office de EE UU una solicitud de extensión del depósito presentado en Londres. Varios meses después, el profesor Robert Gallo y el Instituto Nacional del Cáncer norteamericano presentaban un depósito muy similar al del equipo francés, que fue oficialmente patentado en el mes de abril de 1984.
Una prueba de impotencia
Los depósitos, deben ser examinados por el Patent Office por riguroso orden de entrada. El del equipo francés fue estudiado en primer lugar, pero la patente se concedió a la posterior solicitud norteamericana. "No nos han dado ninguna explicación. Se limitaron a pedimos más información. Nosotros hemos enviado toda la que nos han solicitado, pero seguimos sin patente", ha explicado la doctora Caroline Chaine, portavoz oficial del instituto francés.
"No hemos querido entablar un guerra de científicos ni utilizar la vía del enfrentamiento porque tenemos claro que hubiera sido muy negativa, no sólo para el Instituto Pasteur sino para toda la comunidad científica. Los científicos no debemos participar en ninguna guerra, debemos colaborar. Pero es de justicia que se nos reconozca el trabajo realizado", ha declarado el doctor Jean-Claude Chermann, coautor, con Luc Montagnier, de los trabajos de investigación sobre el SIDA.
El hecho de que una de las instituciones científicas más importantes de Europa, que representa en este conflico no sólo los intereses Francia sino los de la CEE, haya decidido negociar en lugar de enfrentarse por la vía judicial contra la decisión del Patent Office, es considerado en medios científicos europeos como una prueba de la situación de impotencia en que se encuentran los investigadores frente a los organismos de patentes de EE UU, que no sólo controlan el mercado más importante, sino que son un punto de referencia para los organismos patentadores del resto del mundo.
"Si todos ponemos confianza en un equipo europeo, podemos ser perfectamente competitivo frente a EEUU", dice Montagnier. "Pero yo creo que actualmente en Europa hay una tendencia a seguir en todo a los norteamericanos y a no aceptar otros resultados que los que provienen de los Estados Unidos".
Pero en esta guerra de patentes, el tiempo es oro y la batalla judicial puede comportarle al Instituto Pasteur, incluso en el caso de ganarla, enormes pérdidas. Le resultaría mucho más beneficioso alcanzar ahora un acuerdo con las autoridades norteamericanas, aunque este acuerdo implicara la cesión de una parte o incluso la mitad de los beneficios a que la institución cree que tiene derecho.
La parte más importante del depósito de patente presentado por el Instituto Pasteur es la que se refiere al ensayo inmunoquímico que permite la detección del SIDA. El Instituto Pasteur ha desarrollado un test de detección denominado ELAVIA-Pasteur, que ha resultado ser mucho más fiable y completo que el resto de los que existen en el mercado. En las pruebas con el test Pasteur se obtienen muchos menos falsos positivos que con el resto de los test.
El Instituto Pasteur se considera doblemente agraviado, pues además de encontrarse en la situación de tener que pagar por el test unos royalties que considera que debería cobrar, no ha obtenido tampoco autorización para 'comercializarlo en EE UU. Mientras en Francia la sociedad norteamericana Abbott ha recibido ya la autorización para vender su test de diagnóstico en competencia con el del Instituto Pasteur, en EE UU sólo cinco laboratorios han sido autorizados a comercializar la prueba, y entre ellos no se encuentra la sociedad Genétic System, de Washington, a la que se está asociado el Instituto Pasteur.
La importancia del 'test'
El Instituto Pasteur Production. firmó en julio del año pasado un acuerdo con Genétic Systems para el desarrollo y comercialización del test. El acuerdo prevé que cada sociedad comercialice el producto en su país respectivo y actúe conjuntamente en el resto del mundo. Pero, tras un año de constantes reclamaciones, la Genétic System todavía no ha recibido la autorización de la Food and Drug Administration, el registro de fármacos norteamericano.
"En las últimas gestiones realizadas se nos comunicó que la autorización sería concedida finalmente este mes de octubre, pero ahora nos han anunciado que no será antes de noviembre", ha declarado Caroline Chaine. La cuestión es de suma trascendencia, puesto que el test es, en estos momentos, el único instrumento con. que cuentan las autoridades sanitarias para tratar de detener la extensión de la enfermedad y deberá ser utilizado de forma generalizada, no sólo entre los donantes de sangre sino también en los grupos sociales con riesgo a contraer el SIDA, como los homosexuales, los heroinómanos o las personas que precisen transfusiones de sangre.
"Esto, en cuanto a las previsiones a corto plazo", precisa la doctora Caroline Chaine, "porque parece claro que la enfermedad se desarrolla como una epidemia que ha desbordado ya la población de riesgo y no se descarta que en un futuro no muy lejano haya de realizarse el test con carácter general en toda la población".
Los norteamericanos ganaron la batalla informativa
M. P. O. El Instituto Pasteur era consciente de que tenía todas las de perder si planteaba un enfrentamiento inmediato, porque hubiera sido dificil, en la confusión de los primeros momentos del descubrimiento de la enfermedad, demostrar que tenía razón. Y hubiera sido difícil, no sólo por el peso que los investigadores norteamericanos tienen en la comunidad científica internacional sino porque, además, Estados Unidos tiene el dominio casi total de las redes de distribución de la información, que en el caso del SIDA ha tenido un papel decisivo.
Cronología
La cronología de esta guerra de las patentes así lo demuestra. En junio de 1981 se descubren en Estados Unidos los primeros casos de SIDA y en 1982 se inician los trabajos para averiguar el origen de la enfermedad. Los investigadores norteamericanos Miron Essex, del Instituto Nacional de Salud Pública, y Robert Gallo, del Instituto Nacional del Cáncer, centran sus investigaciones en los virus HTLV, de la familia de los causantes de la leucemia.
Luc Montagnier y Jean-Claude Cherman, del Instituto Pasteur, de París, inician en enero de 1983 un camino distinto. Investigan un extraño virus obtenido mediante una biopsia ganglionar practicada a un enfermo homosexual que presentaba un síndrome adenopático persistente, caracterizado por un desarrollo anormal de los ganglios linfáticos, del que se presumía que desarrollaría el SIDA en un futuro inmediato.
Apenas cuatro meses después, en mayo de 1983, los investigadores franceses publican ya sus primeros resultados en la revista científica norteamericana Science, que anuncia así el trabajo: "Aislamiento, por primera vez, de un retrovirus humano responsable del síndrome de adenopatía linfática y sospechoso de causar el SIDA". En la misma revista, los profesores Gallo y Essex sostenían en sendos trabajos que el probable causante del SIDA era el virus HTLV-1.
En septiembre de 1983 los investigadores franceses ya tenían la confirmación de que el virus aislado era el causante del SIDA, pero fueron de nuevo prudentes, y lo denominaron IDAV (Inmuno Deficiency Associated Virus). A partir de esa fecha, continuaron publicando trabajos en los que iban demostrando su teoría.
Ello no impidió, sin embargo, que prevalecieran en todo el mundo las tesis de los norteamericanos. Los investigadores del Pasteur fueron tratados incluso en algunos congresos con cierto un desdén. "Os habéis equivocado de virus", recuerdan que les decían, con disimulada sorna. "Finalmente, en abril de 1984, los norteamericanos aislaron un virus igual que el que nosotros habíamos estudiado, y diferente a los de la familia de los HTLV, a pesar de lo cual, permanecieron en el error y lo bautizaron HTLV-3", explica Luc Montagnier.
La noticia de que un equipo francés aseguraba haber descubierto el virus del SIDA no mereció especial despliegue informativo. El 23 de abril de 1984, en cambio, las principales cadenas de televisión y las portadas de los grandes diarios del mundo daban la noticia del descubrimiento norteamericano.
Después de más de un año de polémica y confusión, ha quedado finalmente demostrado que el virus bautizado como HLTV-3 por el doctor Gallo es idéntico al LAV que habían descubierto previamente los investigadores franceses. "La polémica quedó zanjada cuando nuestro equipo pudo obtener las secuencias completas de ambos virus y demostrar que entre ellos no existe más que una diferencia del 0,9%".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.