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La policía de Los Angeles afirma que Marilyn Monroe se suicidó y da por cerrado el caso

La policía de Los Ángeles hizo público el pasado lunes informes relativos a la muerte, hace 23 años, de Marilyn Monroe. El contenido indica de forma tajante que la mítica actriz se suicidó, e intenta terminar con las especulaciones que durante años se han producido sobre un supuesto asesinato y que vinculan su vida y su muerte con destacadas personalidades de la política y el arte norteamericanos de entonces.

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Una época vulnerable

El jefe de policía de Los Ángeles (EE UU), Daryl Gates, hizo públicos el pasado lunes informes relativos a la muerte, hace 23 años, de la actriz Marilyn Monroe, y expresó su deseo de que "de una vez por todas quede claro que la actriz se suicidó". Gates declaró: "Aunque la leyenda de la actriz continuará, espero que los medios de comunicación ofrezcan la verdad al público". "Claramente fue un suicidio", añadió.El contenido de los informes ha sido descalificado por Anthony Summers, autor de un libro sobre la vida y la muerte de la actriz, que se refirió a los contenidos como "superficiales" y dijo que este caso "aún está abierto".

Desde que Marilyn Monroe apareció muerta en su casa, el 5 de agosto de 1962, las especulaciones acerca de un supuesto asesinato han sido continuas. La mujer más deseada de su época, a pesar de que muchos hombres huyeron de su intimidad, ha sido objeto de culto por muchas razones. Se ha hablado interminablemente de su oculta inteligencia, de su talento como actriz, su amor a los animales, su infancia desastrosa marcada por la locura que afectó a su abuela y a su madre. También de sus relaciones con John y Robert Kennedy, algo que ha ayudado mucho a crear un universo de conjeturas sobre un supuesto asesinato, en una trama en la que las llamadas telefónicas que hizo antes de suicidarse o la existencia de un diario en el que contaba secretos que no debían divulgarse son parte sustanciosa.

Los informes hechos públicos intentan acallar las conjeturas sobre los últimos momentos de la vida de la actriz, e incluyen grabaciones de las llamadas telefónicas, con los números especificados, que la actriz realizó en sus últimos dos meses. En 1982, fecha en la que se cumplieron los 20 años de su muerte, se reavivó la polémica sobre el supuesto asesinato de Monroe por agentes de la Central de Inteligencia norteamericana (CIA), tras las declaraciones de un ex auxiliar forense que, según dijo, fue obligado a firmar el certificado de defunción la fecha del fallecimiento. "Ocurrieron cosas extrañas en el despacho del forense", señaló, "y por eso quedé sorprendido de que no hubiese una investigación".

Esta teoría del asesinato ya había sido expuesta en 1975 en un artículo de la revista Oui, editada por Hugh Heffner, cuyo autor fue Anthony Scaduto. En él se decía que el asesinato fue ocultado oficialmente para proteger a Robert Kennedy -entonces ministro de Justicia y hermano del presidente asesinado-, con el que la actriz supuestamente mantenía relaciones sentimentales.

Informes destruidos

Gates señaló que los contenidos de las investigaciones originales fueron destruidos en 1973, tras haber sido conservados durante 10 años, de acuerdo con las leyes. Añadió que los nuevos informes -de dos centímetros y medio de grosor-, se basan en una investigación abierta después de que se publicara el citado artículo de Oui, que es calificado como "sensacionalista".Marilyn murió cuando tenía 36 años, en medio de las crispaciones de su personalidad. Había intenta do suicidarse varias veces, siempre con oscuros objetivos histéricos.

Los hombres de su vida desaparecieron de su lado: Frank Sinatra, Marlon Brando, John y Robert Kennedy, Yves Montand. Irving Wallace habla de sus repentinos cambios de humor, de brutales insomnios, de una vida cotidiana alejada de su imagen de mujer siempre sonriente con los labios separados que fascinó a escritores y artistas diferentes, como Arthur Miller, que se casó con ella, Norman Mailer o Andy Warhol.

Los directores de cine con los que trabajó la soportaron y protegieron con paciencia, algunas veces convertida en explosión de ira, como en el caso de John Huston -que la dirigió en La jungla del asfalto y Vidas rebeldes-, y que en una ocasión pidió a gritos un rifle "para acabar de una vez con la maldita chiflada".

Billy Wilder fue tolerante con su incapacidad de pronunciar correctamente los guiones. Cuando debía pronunciar "soy yo, cariño", la frase se transformaba en "soy cariño, yo". Y estos detalles envueltos en una marea de opiniones y pasiones de diverso tono se desarrollaron durante toda su vida.

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