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Una época vulnerable

Hay una película mágica de John Huston, en 1960: The misfits (aquí se llamó Vidas rebeldes). Había tres personas, que eran Montgomery Clift, Clark Gable y Marilyn. Los tres iban a morir, y los tres rodaban una película de gentes rotas: para Marilyn fue la última de su carrera. Misfit: alguien o algo que está desajustado, inadecuado, que es inoportuno. "Marilyn", cuenta estos días Huston, evocándola, "tenía algo conmovedor, que producía el deseo de protegerla; se sentía que era vulnerable, que todo podía hacerla daño...".Entonces todavía no se sabía lo que se supo después: que estaba siendo el símbolo de una época. La conclusión es fácil: era una época vulnerable y frágil, y fue una época que se suicidó.

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Asesinato social

Ya se sabe lo que es un suicidio: una especie de asesinato social, una forma de ir envolviendo lentamente a la víctima, persuasivamente; que la va aislando del contexto hasta que la deja sin asideros. Al principio de los sesenta se creía en un haz de cosas posibles, en un cierto mundo benevolente y con un leve toque intelectual, y en algunas sonrisas. Se suele decir que todo acabó con el asesinato de Kennedy en Dallas, y ésa es la fecha histórica de cambio de época.

Pero en el dormitorio de Marilyn Monroe, en una noche de agosto de 1962, se estaba ya produciendo una pequeña falla en el terreno que nos sustentaba: la mujer frágil se convertía a sí misma en el espectro de un tiempo frágil. Se dijo lo que siempre se dice, cuando queda ese remedio: una dosis excesiva de barbitúricos. Es un pudor y una defensa propia. El dictamen de la policía de Los Ángeles declara ahora lo que sabe, porque ya no importa: fue un suicidio. Toda su época se precipitó con ella en el vacío de los inadecuados, de los desconcertdos por lo que estaba cambiando: la época de los misfits.

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