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Guerra de espías

Moscú expulsa a otros seis ciudadanos británicos

Pilar Bonet

Con la expulsión de otros seis ciudadanos británicos -cinco miembros de la embajada y un periodista-, la URSS desafió ayer con éxito a la primera ministra británica, Margaret Thatcher, que puso punto final al proceso de expulsiones mutuas, que ha afectado a 31 personas de cada parte, entre diplomáticos, personal auxiliar, representantes comerciales y periodistas. El Reino Unido hubiera sido, en última instancia, el país más afectado de haber continuado la serie recíproca, dada la desigualdad numérica, favorable a la URSS, entre el personal soviético de la Embajada en Londres y el personal británico en Moscú.

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Por parte británica, el personal diplomático acreditado en Moscú queda reducido de 43 a 27 personas, y el personal auxiliar, de 28 a 20 personas. El personal soviético en Londres, entre diplomáticos y personal auxiliar y comercial, se reduce de 234 a 205 personas, según un portavoz de la Embajada del Reino Unido en Moscú. El número de corresponsales se recorta en seis por cada parte, y desciende de 14 a 9 el número de periodistas británicos acreditados en Moscú.Medios británicos en la capital soviética opinaban ayer que Thatcher -apodada la dama de hierro por los soviéticos- calculó mal al enzarzarse en una competición ojo por ojo con la URSS. Sin embargo, un diplomático occidental comentaba que a la primera ministra británica le queda aún "una carta por jugar", a saber: reducir la plantilla de la Embajada de la URSS en Londres al mismo número que la de la representación diplomática británica en Moscú.

Al igual que el pasado sábado, el Ministerio de Asuntos Exteriores de la URSS comunicó ayer por la mañana al embajador británico en Moscú, sir Bryan Cartledge, la nueva expulsión de ciudadanos británicos acusados de "actividades incompatibles con su status". El encargado de transmitir la reacción de la URSS ante la expulsión de seis de sus ciudadanos del Reino Unido fue Vladimir Suslov, jefe del segundo departamento de Europa del Ministerio de Asuntos Exteriores soviético. Suslov había sido también el funcionario que comunicó el sábado la expulsión de 35 británicos en respuesta por la expulsión inicial de 25 soviéticos de Londres acusados de espionaje. Esta cadena acción-reacción en cuatro capítulos es aparentemente la consecuencia de las revelaciones del supuesto agente doble Oleg Gordieski, que, según los portavoces británicos, ha desmantelado la estructura del Comité Estatal de Seguridad (KGB) en el Reino Unido.

Los ciudadanos británicos expulsados ahora han recibido un plazo de tres semanas para abandonar la URSS, al igual que el primer contingente de personas afectadas. La Unión Soviética protestó por la expulsión de los seis soviéticos ante el embajador británico, y éste, como había hecho en antetior ocasión, calificó de "infundada y totalmente injustificada" la última medida soviética contra sus compatriotas. Se trata, dijo en un comunicado leído a la Prensa, "de un acto vindicativo y rencoroso" dirigido contra "personas sin culpa alguna". El embajador calificó a los afectados británicos como "víctimas inocentes" de las contramedidas contra los funcionarios de inteligencia soviéticos identificados de modo indiscutible en Londres".

La última expulsión soviética afecta a tres diplomáticos -el agregádo cultural, el de aviación y el naval-, dos miembros del personal auxiliar y un corresponsal de la agencia de noticias Reuter, que ha perdido ya a dos miembros de su plantilla moscovita.

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Las expulsiones de personal de la Embajada del Reino Unido lastran gravemente la representación diplomática, ya que han diezmado el servicio de comunicaciones y se han centrado en los profesionales mejor preparados y con mayor dominio del idioma ruso, afirman fuentes británicas. Además, parte de las personas afectadas tienen consortes con trabajo propio en Moscú. El Ministerio de Asuntos Exteriores soviético no ha aclarado si el personal invitado a abandonar el país es reemplazado o no.

Mientras tanto, la delegación comercial escocesa que visita oficialmente la URSS continúa su viaje. A largo plazo, el daño causado por el incidente a las relaciones entre Moscú y Londres está aún por determinar. Las relaciones soviético-británicas habían mejorado sensiblemente en los últimos dos años. El ministro de Exteriores británico, sir Geoffrey Howe, debe entrevistarse la semana próxima con su homólogo soviético, Eduardo Shevardnadze, en el marco de la ONU. Nada se ha dicho en Moscú por el momento de la invitación a visitar el Reino Unido que tenía pendiente Andrei Gromiko, y que debería heredar su sucesor, Shevardnadze.

Por otra parte, un teniente de navío de la Marina griega y dos civiles de la misma nacionalidad han sido detenidos en Atenas bajo la acusación de "pasar información a una potencia extranjera", probablemente la URSS, según anunció ayer el Gobierno griego.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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