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Una divulgación sin precedentes

Francisco G. Basterra

Sólo un 50% de los estadounidenses sabía hace unos años que los demócratas controlaban la Cámara de Representantes y los republicanos el Senado. Hoy, el 97% de la población, según una encuesta publicada esta semana por el The Washington Post, sabe lo que es el SIDA. Pero todavía un 32% piensa que puede contraer la enfermedad por contacto con la tapa de un retrete, e incluso un 12% estima que se contagia con sólo estrechar la mano de una víctima del SIDA.,La ciudad de Nueva York envió a sus 400.000 empleados, junto con la última nómina, un folleto en el que se explica que "el SIDA no es muy contagioso y no se extiende a través de los contactos diarios casuales y no sexuales. El contacto con personas que tienen el SIDA o con miembros de grupos de alto peligro no presenta ningún riesgo de contraer la enfermedad".

El Departamento de Sanidad del Ayuntamiento neoyorquino tiene abierta una línea telefónica especial para consultas sobre el síndrome. El número de llamadas ha pasado de 40 o 50 diarias a más de 200, procedentes en su mayoría de hombres y mujeres heterosexuales.

Muchas personas desean saber si la enfermedad puede contraerse a través de los besos o por beber en el vaso de alguien con SIDA. Los ginecólogos informan de un aumento de consultas de mujeres preocupadas de cómo pueden protegerse de la enfermedad. Las autoridades sanitarias bombardean a la población con el consejo de evitar o reducir al máximo la promiscuidad. El número de enfermedades venéreas se ha reducido. Aunque ésta es la única estadística que aún no ha sido publicada, la psicosis del SIDA seguramente ha reducido el número de infidelidades, masculinas y femeninas.

Una empresa de Manhattan pidió a una secretaria que se sometiera a análisis de sangre para probar que no tenía SIDA, después de que afirmara que tenía dos amigos homosexuales afectados por la enfermedad.

En San Francisco, la única ciudad del país junto con Los Ángeles donde existen hospitales con unidades especiales del SIDA, cuatro enfermeras se quejaron cuando fueron amonestadas por llevar máscaras especiales cuando trabajaban junto a enfermos del ' síndrome de inmunodeficiencia adquirida.

Un médico del hospital testificó contra ellas afirmando que la utilización de mascarillas y guantes hace sentirse a estos enfermos como ratas acorraladas. Algunas empresas solicitan a las autoridades especialistas para que Acudan a informar sobre esta nueva plaga a los lugares de trabajo. El Ayuntamiento de Los Ángeles ha adoptado una resolución prohibiendo la discriminación contra las víctimas del síndrome.

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