Sobre el aborto
El obispo de Cuenca, Guerra Campos, ataca al Rey de España, porque, conforme a su cargo, firmó la ley del aborto. Con esa regla de tres, el juez católico, si no quiere condenarse para siempre, no puede refrendar el divorcio del ciudadano, el médico no puede recetar el anticonceptivo que necesita el paciente, el casero no puede alquilar casa a una pareja no casada por la Iglesia, el padre no puede enviar a su hijo a una escuela no confesional, el lector no puede comprar un libro sin censura eclesiástica. ¿Para qué seguir desgranando ese rosario que a tantos nos ha tocado vivir? ¿Qué convivencia resulta así posible entre las dos Españas que ese prelado se empeña en resucitar? Ese obispo no sólo ataca al Rey, sino a todos aquellos españoles, la inmensa mayoría, que no creemos ya que el respeto a nuestra conciencia pueda exigirnos, o incluso sea compatible, el irrespeto a la conciencia de los demás- Madrid.
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