_
_
_
_
_

La 'guerra de las galaxias'

( ... ) Cuando el presidente Reagan propuso en 1983 un sistema de defensa antimisiles, la primera reacción de casi todo el mundo fue descartar la idea con desprecio, en parte porque la idea procedía del viejo Reagan, pero también porque generalmente la mayoría encuentra increíbles las nuevas ideas. Esa primera reacción ha cambiado ahora.En cierta medida este cambio se debe a un sentido de inexorabilidad. La Administración Reagan está presionando con fuerza para lograr poner en práctica su plan de investigación antimisiles y el Congreso está financiando la mayor parte del presupuesto necesario. Si es verdad que el mariscal Nicolai Ogarkov ha sido repuesto en Moscú, entonces es casi seguro que también la Unión Soviética se ha convertido a la guerra de las galáxias. El mariscal Ogarkov es el hombre clave de la alta tecnología en el Ejército soviético; puesto que existe constancia de haber declarado que la Unión Soviética necesita de las nuevas tecnologías para la batalla en tierra, no es probable que pase por alto su significado para el equilibrio del poderío nuclear en el aire. Todo esto ha contribuido a disipar el escepticismo primitivo en torno a la guerra de la galaxias. Pero la principal razón de que este escepticismo haya ido desapareciendo es que desde 1983 mucha gente ha empezado a considerar la idea como más factible y menos inmoral de lo que había pensado en un principio.

( ... ) El éxito en la introducción de las defensas antimisiles no ha suprimido el problema de las armas nucleares. Éstas seguirán existiendo y seguirán siendo transportadas por medios distintos de los misiles, y la mayoría de los países no podrá permitirse de ninguna manera el coste de un sistema antimisiles. Pero el efecto será radical para aquellos que puedan costearlo, que probablemente serán solamente Estados Unidos y la Unión Soviética, aunque quizá también Japón y Europa.

Esos países ya no tendrán que preocuparse demasiado de un ataque con misiles o gastar tanto dinero y esfuerzo intelectual en sus propios misiles. Ello podría facilitarles la consecución de un acuerdo para cortar sus reservas nucleales. De este modo, la función desempeñada por las armas nucleares en sus planes de defensa sería aún menor. En vez de ser una pieza central, el asunto se resolvería gradualmente en una política de seguros contra un riesgo resi-dual de guerra nuclear. El cambio que ello implica en el pensamiento estratégico podría desembocar en un cambio psicológico de igual importancia. La creencia de que 1945 daba paso a una era en que la segu- ridad dependía de mantener permanentemente el dedo en el gatillo nuclear empezaría a desvanecerse lentamente Londres, 9 de agosto

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_