La suspensión de la ayuda de EE UU a Perú supone una clara advertencia a los países deudores latinoamericanos
La Administración del presidente norteamericano, Ronald Reagan, anunció, la noche del viernes, la suspensión de la ayuda militar y económica de Estados Unidos a Perú por el retraso por parte de este país en el pago de los intereses de su deuda militar. Aunque fuentes oficiales norteamericanas negaron que hubiese vinculación entre esta represalia y la política económica del nuevo presidente peruano, Alan García, los observadores consideran que Washington ha lanzado una clara advertencia a las naciones latinoamericanas dispuestas a segui la estrategia de Alan García en el pago de su deuda.
El Departamento de Estado dijo el viernes que "a raíz de la demora de más de un año en el pago de un préstamo específico" -cifra estimada en menos de 200.000 dólares (en torno a 30 millones de pesetas)-Estados Unidos suspenderá la entrega de nueva ayuda económica y militar al Gobierno peruano. La medida fue el resultado de la aplicación de la enmienda Brooke-Alexander, que obliga a cancelar los desembolsos de nueva ayuda a naciones que se hayan retrasado más de un año. en el pago de sus obligaciones contraídas con Washington, según manifestaron los portavoces oficiales norteamericanos.Sin embargo, el anuncio de la medida de represalia se ha producido escasos días después de que el presidente peruano, Alan García, declaró, en su discurso de toma de posesión, que Perú no destinará más que el 10% de los ingresos provenientes de sus exportaciones a la amortización de su deuda externa de 14.000 millones de dólares (más de dos billones de pesetas). Y el líder aprista expresó también la intención de negociar el pago de la deuda directamente con sus acreedores, soslayando la intervención del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El canciller peruano, Alan Wagner, dijo ayer que las relaciones entre Perú y Estados Unidos no se han deteriorado a consecuencia del anuncio norteamericano de suspender su ayuda económica. Wagner declaró que se trataba de "un asunto de menor cuantía que no tiene la menor implicación política".
El embajador de Estados Unidos en Lima, David Jordan, se entrevistó ayer con el presidente García durante 40 minutos. A la salida de la entrevista Jordan señaló que la suspensión de la ayuda a Perú "es un error de interpretación que ha sido desvirtuado".
Jordan dijo que el importe de la deuda peruana que ha decretado la suspensión de la ayuda se elava a unos cien mil dólares y que Perú pagará pronto, para que se levante la sanción.
"La enmienda Brooke-Alexander no tenía que haber sido invocada en este preciso momento, el presidente [Reagan] tiene las facultades para decidir cuándo aplicarla o no", dijo a EL PAIS el director ejecutivo del Consejo de Asuntos Hemisféricos (Coha) de Washington, Larry Birns. El Coha es un instituto de tendencia liberal especializado en el estudio de las relaciones entre Estados Unidos y Latinoamérica y agrupa a varias organizaciones sindicales y políticas norteamericanas.
"Éste es un disparo de advertencia que la Administración ha decidido hacer para señalar vigorosamente que está dispuesta a plantear en términos sumamente duros sus relaciones con países que no se acojan a los requisitos planteados por el FMV, dijo Birns. "Lo que la Administración está haciendo es indicar a los países latinoamericanos que les será muy aconsejable frenar cualquier intención en ese sentido", añadió.
La medida norteamericana tiene un efecto más dramático que práctico, indicaron fuentes diplomáticas consultadas. Es probable que la cuestión se resuelva en un par de días, señalaron.
En el año fiscal norteamericano de 1985, que concluye el 30 de septiembre próximo, Perú recibió un total de 60 millones de dólares (9.780 millones de pesetas) en concepto de ayuda económica y militar por parte del Congreso. La Administración Reagan ha solicitado 129,23 millones de dólares para el año fiscal 1986.
La decisión del Gobierno Reagan debe apreciarse también en el contexto de las nuevas relaciones que la nueva Administración peruana aspira a desarrollar con Cuba y la Unión Soviética, cosa que preocupa a Washington.
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